La cultura en la que vivimos ha sido calificada por muchos como frágil, efímera y líquida. Porque impide conservar lo esencial y progresar en lo temporal. Esto no quita que la cultura pueda ser dinámica, social, incluso canalla. Pero sobre todo, lo que se espera de ella, es que sea permanente, lo cual facilita que nada ni nadie sea imprescindible a excepción ella misma. La pregunta es ¿cómo conseguir que esto siga siendo así? Una manera de no perder esta “conexión wifi” con la permanencia es, sin duda alguna, la lectura de los clásicos. Para alcanzar este objetivo, un movimiento humanista ha llegado a varias instituciones: El Programa de Grandes Libros.
En algunas universidades estadounidenses y españolas, cuentan con un plan de estudios llamado Core Curriculum. Nació en USA en los años 20 en las universidades de Chicago y Columbia. También está presente en España en las últimas décadas en la Universidad de Navarra y más recientemente en la UNIR, consiste en un conjunto de créditos transversales a todos los grados, que ofrecen una educación en Humanidades, de tal manera que al terminar las carreras técnicas también hayan alcanzado una cultura humanística.
Entre todas las materias que se imparten en este programa destaca el Programa de Grandes Libros. Que consiste en la lectura, debate y escritura argumentativa acerca de la conversación permanente que se lleva a cabo desde hace siglos, expuesta en los clásicos de la literatura, sobre los temas más importantes para la humanidad como el amor, la amistad, la lealtad, la belleza, la muerte...
Más que una manera de ganar en cultura general, es una manera de tener una “toma de tierra” con los valores e ideas fundamentales que están en diálogo desde el comienzo de los tiempos. Dicho de otra manera, es un excelente medio de humanizarnos y de configurarnos como personas y de participar en la reflexión de estas ideas madre de los grandes filósofos, ensayistas, poetas y dramaturgos. Teniendo contacto con estas realidades las nuevas manifestaciones de la cultura están entroncadas con la herencia cultural clásica y no tanto de cualquier brote verde esporádico y débil.
Los clásicos no se reducen a libros, sino también a películas, documentales, obras de teatro, música u otras realidades culturales.
Se trata de aprender de los clásicos para ser mejores personas
¿Qué es un clásico?
¿Cuál es el sello para saber qué una obra es un clásico? Que revele la belleza del diálogo perpetuo de la humanidad en los temas esenciales que nos definen como persona.
José María Torralba ex director del Instituto Core Curriculum de la Universidad de Navarra y autor del libro Una educación liberal. Elogio de los grandes libros defiende que la lectura de los clásicos y una posterior conversación con otros lectores, nos ayuda a entender mejor lo leído y nos hace más humanos.
Torralba añade en un artículo reciente en Aceprensa: "La docencia de seminarios de grandes libros revela que esta metodología posee algunas virtudes educativas específicas. Por ejemplo, el conocimiento de los clásicos abre las puertas de la tradición cultural a los jóvenes. Además, se facilita un aprendizaje “en primera persona”: las obras no son solo objetos de análisis científico, sino también fuentes de sabiduría acerca de la vida".
Este programa está calando en los colegios. De tal manera que se diseñan programas de lectura en Secundaria buscando libros adecuados para cada edad, para ayudar a conseguir algunos objetivos:
Dar una educación humanista que deje huella, convertir este programa en un rasgo distintivo del colegio, aumentar la cultura general de nuestros alumnos, alentar una educación que no se quede en superar asignaturas, mejorar el rendimiento académico, fomentar la lectura de los clásicos y huir de la lectura de cualquier libro.
Las familias y los colegios deberían de concienciarse de la importancia de la lectura como herramienta principal para el aprendizaje, junto a la escritura, la escucha y la expresión oral. Pero no solo para la mejora académica, sino como manera de hacernos más humanos. Una manera concreta de poner en marcha estas cuatro herramientas fundamentales, son los talleres o clubes de lectura y debate, que nos inspira Torralba. Dicho de otra manera, no solo desarrollamos nuestras potencialidades para un mayor desarrollo lingüístico e intelectual, sino también como manera de mostrar nuestra esencia. Es decir, se trata de aprender de los clásicos para ser mejores personas.
Toda una propuesta muy interesante, a tener en cuenta, para acceder a la tradición cultural, que nos permitirá no romper con nuestra herencia, es más, será el punto de partida a una cultura vanguardista y a la vez que conservadora.
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