Economía

Cambia la metodología del IPC: ¿perjudica o beneficia al Gobierno?

El INE ha incluido en el IPC al mercado libre de la electricidad y el gas. También ha actualizado el peso que tienen los distintos bienes y servicios, reduciendo el de alimentos, vivienda y vestido, y aumentando el del transporte y el ocio

  • Un pescadero en su puesto -

El Instituto Nacional de Estadística (INE) avanzó este lunes el dato de inflación de enero, que resultó ser una décima más alto que el de diciembre al situarse en el 5,8% con un índice subyacente (menos volátil al excluir los precios energéticos y de los alimentos frescos) que alcanzó el 7,5%. Estos datos estuvieron ya afectados por varios cambios metodológicos en el cálculo del Índice de Precios de Consumo (IPC) de los que el Instituto informó el mismo lunes.

Por un lado, el INE ha incluido los precios de los contratos del mercado libre de la electricidad y el gas, algo que se venía reclamando desde el inicio de la crisis inflacionista (a finales de 2021) para reflejar una imagen más fiel de lo que estaban pagando los consumidores en sus facturas mensuales. El hecho de no hacerlo infló la subida de precios durante la primera parte de 2022, lo que llevó al Gobierno a reclamar este cambio con la mayor celeridad posible, y la infraestimó tras el verano, cuando empezó a tener efecto el tope al gas.

Por otro lado, en el primer mes del año se ha adaptado a la reglamentación europea actualizando las ponderaciones de los bienes y servicios que componen la cesta de la compra con la Contabilidad Nacional como fuente principal, dándole menos peso a los alimentos, la vivienda y el vestido y el calzado; y más al transporte, el ocio y la medicina, entre otros. Desde el INE explicaron que esta actualización suele hacerse en los meses de enero para adaptar la importancia relativa que tiene cada uno de los bienes y servicios en el índice en función del gasto de los hogares, aunque en este caso ha sido más significativa.

La pregunta, tras anunciarse todos estos cambios, es si afectan positiva o negativamente al dato de inflación que comunica el INE cada mes, y por ende, si beneficia o perjudica al Gobierno. Y la respuesta es que, en términos generales, estos cambios no ayudarán a exhibir unos mejores datos de inflación, algo que se ha confirmado ya en enero, con un dato que 'rompe' con cinco meses de descensos en la tasa de inflación general y refleja un encarecimiento general de la cesta de la compra a través de la subyacente. "La mayor parte de la cesta de la compra está subiendo", destacaron desde el INE.

En primer lugar, según los cálculos de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), el cambio de ponderaciones que ha llevado a cabo el INE en enero "ha tendido a incrementar la inflación de enero en cerca de cuatro décimas". Es decir, de no haberse realizado, la inflación general se habría situado en un 5,4%, por debajo de la tasa registrada en diciembre. Esto se debe, fundamentalmente, a que "el peso del componente 'vestido y calzado', que ha registrado rebajas en enero, se ha reducido", explica Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas.

A su vez, esto se puede extrapolar al 2022. Cómo se hubiera comportado la inflación de haberse actualizado los patrones de consumo en enero del año pasado, con el cambio de base del IPC, cuando algunos estadísticos apuntan que debería haberse realizado. Según Funcas, aplicando las nuevas ponderaciones a los datos de 2022, la inflación hubiera sido seis décimas inferior: el IPC de 2022 (en media anual) se hubiera incrementado un 7,8%, frente al 8,4% derivado de las ponderaciones anteriores, en vigor ese año.

Además, inicialmente podría pensarse que al reducir el peso de los alimentos (con precios al alza), se estaría 'aliviando' la inflación, aunque por otro lado también se reduce el peso de la vivienda (donde se incluye la factura de la luz y el gas, ahora en proceso de abaratamiento) y se incrementa el peso del transporte (donde se incluye el transporte público ahora subvencionado, pero también los carburantes, que como destaca el INE, suben más ahora que en enero de 2022).

Fuentes expertas comentan que de cara a los próximos meses los alimentos también serán los componentes que mayores bajadas registrarán y, por tanto, tendría sentido pensar que no beneficiará el haber reducido su peso; mientras que el transporte público, ahora subvencionado, podría subir desde junio si las autonomías deciden interrumpir las rebajas en el transporte regional (Cercanías, metro y autobús).

Finalmente, los datos de inflación (general y subyacente) de enero se han visto influidos por otros factores, como la eliminación desde el 1 de enero de la bonificación de 20 céntimos a los carburantes, lo que ha hecho subir el precio que paga el consumidor por la gasolina y el diésel (justo además cuando se ha dado más peso al transporte, grupo en el que se incluyen los carburantes) o la rebaja del IVA a los alimentos básicos, que, como se esperaba, ha tenido un impacto limitado en la inflación.

El mercado libre de la electricidad

El otro cambio metodológico aplicado por el INE en el IPC del mes de enero es la incorporación del mercado libre de la electricidad, una medida que se ha prolongado durante más de un año por la complejidad del proceso (que exigía recopilar primero la información necesaria a través de las empresas y luego analizar todos los contratos y 'afinar' la información para incorporarla al IPC). Desde el INE detallaron este lunes que la entrada en vigor del mecanismo ibérico obligó a los técnicos del INE -alrededor de 200 personas dedicadas en exclusiva al IPC- a frenar el proceso y revisar sus cálculos.

La incorporación del mercado libre de luz y gas en el dato del IPC llega 'en el peor momento' para el Gobierno. El desplome de los precios de la electricidad en el mercado mayorista en los últimos meses de 2022 por la caída de la demanda debido a un invierno cálido, la producción renovable y el tope al gas han logrado que la tarifa regulada logre precios más competitivos que las tarifas fijas.

Entre un 40-45% de los clientes están en la tarifa regulada o Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC). Cuando el precio de la electricidad en el mercado mayorista se disparó en 2021, la inflación se descontroló ya que olvidaba al 55-60% de los clientes tenían un contrato mayoritariamente fijo a un año y que no les subió la luz en ese período. No obstante, cuando baja este mercado mayorista, como ocurre en los últimos meses, este método relaja el IPC.

Desde el Instituto Nacional de Estadística aseguran no haber hecho una estimación del impacto que hubiera tenido en la inflación del 2022 el haber tenido en cuenta los contratos de ambos mercados. Tampoco a la inversa, es decir, cómo se hubiera comportado la inflación en enero de no haberse incorporado el mercado libre.

El problema que se plantea ahora es que durante todo el 2023 estaremos comparando unos precios energéticos que ahora incluyen ambos mercados con los del 2022, cuando sólo estaba el regulado. Una "incomparabilidad", tal y como reconocieron desde el INE, que aseguran que resulta "asumible", con unos márgenes estadísticos de error "fiables". Sin embargo, fuentes expertas en el análisis estadístico critican que no se haya 'retropolado' un año para poder comparar datos más homogéneos.

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