La crisis del coronavirus ha puesto en marcha el que probablemente sea el mayor ‘experimento’ de teletrabajo en España. Para minimizar los riesgos de contagio y propagación del virus, muchas empresas, incluidos los despachos de abogados, han optado por permitir a sus empleados que trabajen desde casa, una medida que para algunos se ha convertido en una realidad incómoda.
Xavier Miravalls, socio de IurisTalent y experto en estrategia y RRHH del sector legal, explica a Vozpópuli que los principales despachos cuentan con la tecnología suficiente para trabajar desde casa y coordinar reuniones por vía telemática. "Existen muchas alternativas para que un abogado pueda trabajar desde casa, con acceso remoto a la documentación necesaria y permanentemente comunicado con sus compañeros", explica.
Un escenario diferente es que afrontan otras firmas más pequeñas y medianas, donde no es tan habitual que cuenten con los recursos necesarios. “Hasta la fecha no lo han considerado necesario y eso les va perjudicar, o bien van a solucionarlo de forma urgente con el riesgo a la protección de datos que ello puede suponer”, señala. La mayoría de despachos ha permitido a sus abogados que trabajen desde casa. De hecho, algunos han hecho pública su decisión a través de comunicados. En algunos casos el teletrabajo es obligatorio y en otros es opcional.
No obstante, no todos las firmas han seguido el mismo protocolo. Miravalls asegura que le consta que “algunos socios, incluso de firmas grandes”, no ven necesaria esta medida o no consideran que sus equipos estén preparados para ello. A juicio de este experto, esta actitud pone en un “riesgo innecesario” a los empleados.
Alejandro Kress, socio director de SSQ, señala que las Big Four –donde se detectó hace más de una semana un caso positivo- han sido de las más rápidas en reaccionar, algo en lo que coincide Miravalls. Estas firmas de servicios profesionales trabajan en formato 'pool' y es habitual que en un mismo espacio coincida un gran número de empleados de diferentes áreas: consultores, auditores y fiscalistas.
Una prueba de fuego
Kress también señala que otros despachos han optado por separar a los abogados en diferentes equipos para evitar que coincidan. De esta forma, un eventual contagio no dejaría totalmente ‘tocada’ a la firma. Respecto a los recursos materiales, asegura que se está invirtiendo en la compra de ordenadores portátiles y móviles.
“Es la primera vez que se aborda están medidas de forma generalizada, una política que está llamada a implantarse de forma permanente durante varias semanas, y a lo mejor meses”, añade. “Es una prueba de fuego para los despachos pero disponen de los medios y recursos para tener éxito en esta aventura, que pondrá a prueba la eficiencia y el rendimiento del trabajo de los abogados en modo remoto”.
Miravalls coincide con la tesis de Kress y cree que es una oportunidad de demostrar no solo la capacidad tecnológica de la firmas, sino la capacidad de los abogados españoles de trabajar desde casa y ayudar a moldear las futuras políticas de recursos humanos. “Lo más complicado es que cada uno, a título individual sepa organizarse el tiempo, el espacio y su capacidad de concentración para ello. Considero que será algo bueno para la profesión y ayudará a que se crea más en la conciliación y la flexibilidad de hoy en adelante”.