Llegaron a ser la forma más sencilla de ahorrar y conseguir una rentabilidad pequeña (pero segura) durante muchos años para millones de españoles. Como lo fue también la compra de Letras, Bonos y Obligaciones del Estado. Cayeron en desgracia con cada decisión de política monetaria que tomaba el Banco Central Europeo reduciendo el precio oficial del dinero, hasta terminar regalándolo en marzo de 2016, con Mario Draghi en la presidencia.
Los depósitos bancarios a plazo vivieron su época de esplendor hasta agosto de 2013, cuando el saldo vivo se situó en 430.895 millones de euros, una cifra nunca superada. A partir de esa fecha todo el camino que han recorrido ha sido cuesta abajo, hasta llegar a su mínimo en octubre del pasado año, con apenas 64.383 millones de euros. En estos poco más de nueve años el volumen atesorado a través de esta sencilla fórmula de ahorro se ha reducido en más de 366.000 millones de euros, un 85%.
Después de seis subidas de tipos de interés del BCE en el plazo récord de ocho meses (desde el 0% vigente entre marzo de 2016 y julio del pasado año, hasta el 3,5% actual) parece que los inversores han vuelto su mirada a esta tradicional forma de emplear el excedente de renta disponible. Según los últimos datos publicados por el Banco de España, en los dos primeros meses de este año, las nuevas operaciones de depósitos a plazo realizadas por las familias han ascendido a 12.426 millones de euros, un 26% más que en el mismo periodo del año anterior (9.861 millones).
Este cambio de tendencia deberá confirmarse en los próximos meses pero, de momento, ha conseguido frenar los descensos del saldo vivo que han sufrido los depósitos a plazo en los últimos años. A cierre del pasado mes de febrero, el dinero acumulado en depósitos bancarios ascendía a 65.860 millones de euros, cifra que supone un incremento de casi 1.500 millones sobre el mínimo que se registró en octubre del pasado año: 64.383 millones. No es gran cosa, pero da la sensación de que solo es el comienzo.
Los inversores siguen esperando movimientos de las entidades bancarias en los tipos de interés con los que remuneran el ahorro. Hasta la fecha, los bancos no han trasladado al pasivo la subida del precio oficial del dinero con la misma rapidez con la que lo han hecho en los créditos. Quizás, porque no necesitan dinero. Lo han tenido y lo tienen en cantidades más que suficientes del Banco Central Europeo. Por esa razón, la esperada “guerra por el pasivo” en el sector financiero no se ha producido. Todo lo más, alguna escaramuza aislada.
En junio del pasado año, cuando el BCE aún no había dado el paso adelante en su cambio de política monetaria, los bancos españoles remuneraban los depósitos a plazo a un tipo medio del 0,07% y del 0,45% cuando el dinero permanecía en su poder más de un año y menos de dos. En diciembre, cuando Lagarde y el consejo de gobierno del BCE habían llevado a cabo ya cuatro subidas consecutivas del precio oficial del dinero, hasta el 2,50%, los bancos españoles habían “elevado” la rentabilidad media al 0,64% y al 1,07% en el caso del ahorro a entre uno y dos años.
Con los últimos datos recogidos por el Banco de España, las entidades financieras dan la sensación de que han acelerado algo el paso. Un depósito se retribuía en febrero al 0,86% como media y al 1,29%, a entre uno y dos años de plazo. El ahorro de las empresas no financieras salía mejor parado: 1,94% el tipo medio y 2,10% a plazo superior a un año. De ahí que en enero de este año las nuevas operaciones de “ahorro” de las empresas se hayan más que duplicado (22.163 millones frente a los 10.484 millones de 2022) y en febrero hayan aumentado un 140%: de 7.528 millones el pasado año, a 18.079 millones éste.
Con el precio de los créditos las entidades financieras trasladaron rápidamente el coste del dinero. Un préstamo hipotecario para la compra de una vivienda, que en junio de 2022 tenía un tipo de interés del 1,70%, costaba en diciembre, como media, un 2,91%, y en febrero, un 3,43%. Para los créditos al consumo (destinados a la compra de automóviles, motocicletas, televisores u ordenadores de alta gama) la pendiente ha sido bastante más moderada. Del 6,59% de junio de 2022 se ha pasado al 7,55% de febrero.