La legislatura ya agotada trae consecuencias para el sector del automóvil. Las controvertidas medidas anunciadas por el Gobierno de Pedro Sánchez en los últimos meses quedan de momento sin efecto, entre ellas una de la que más oposición generó desde muchos colectivos y desde el propio sector, la subida del impuesto al diésel, que dejaría el precio de este combustible al mismo nivel que la gasolina.
Dicha medida afectaría a más de 13 millones de usuarios y podría haber marcado aún más la caída de ventas de turismos diésel que, el pasado año, ya fue del 20%. De haber entrado en vigor habría dejado tocados a fabricantes y concesionarios, cuyas ventas siguen siendo todavía prioritariamente de versiones de gasóleo.
Impuesto al diesel
La entrada en vigor del impuesto al diésel hubiera supuesto un coste de unos seis euros más de media por depósito. Así, de momento, se mantiene el impuesto del gasoil, que está en 30,7 céntimos por litro, por debajo de los 40,25 de la gasolina.
Tampoco tendrán efectos los todavía más controvertidos anuncios de prohibir a partir de 2040 la fabricación de turismos con motores de combustión y, a partir de 2050, de circular por ciudades y carretera españolas con este tipo de vehículos.
Una medida que afectaría a una industria que, en España, cuenta con 17 fábricas de automóviles y algunas, como las de Renault en Valladolid o la de Ford en Almussafes, producen motores tanto diésel como gasolina.
Proceso lento pero continuo
Aunque desde Europa ya se habla de llegar a una 'descarbonización del sector', no hay fecha definida, y se prevé un proceso lento pero continuo, en el que van a tener que convivir durante años los coches eléctricos y los de motor de combustión.
Sin duda, la paralización de estas medidas previstas por el actual Gobierno van a dar un pequeño respiro al sector del automóvil que busca sobre todo estabilidad, algo que se había perdido en los últimos meses y que estaba afectando a una caída de ventas en los últimos cinco meses.