"Hace 90 años nací en Barcelona, una ciudad que nos acoge a todos", ha comenzado diciendo Mariano Puig, hijo del fundador del grupo que hoy vende sus perfumes en medio mundo, ante los cerca de trescientos empresarios reunidos en Toledo en el XX Congreso Nacional de la Empresa Familiar.
Puig ha recordado que hace sesenta años su familia creó en Nueva York la marca Puig de Barcelona. Y ha dicho: "Soy catalán, pero también me siento español", manifestación que ha arrancado una gran ovación de los asistentes. "En Cataluña hay un grave problema, existe, lo admitamos o no, soy optimista y espero que entre todos seamos capaces de resolverlo", ha añadido, entre fuertes aplausos.
Mariano Puig (Barcelona, 1927), llevó las riendas, junto con sus tres hermanos, del grupo fundado por su padre en 1914 hasta principios de este siglo, cuando su hijo Marc Puig fue designado presidente. En la actualidad la compañía familiar, Exea Empresas, comprende la propiedad de firmas de moda y perfumería como Carolina Herrera, Paco Rabanne, Jean Paul Gautier o Nina Ricci. Sus artículos se venden en 150 países, emplea a cerca de 5.000 personas, y factura más de 1.600 millones de euros al año.
A sus 90 años, Mariano Puig, que fue presidente del Instituto de Empresa Familiar, ha demostrado estar intelectualmente en forma y bien informado. Durante su discurso en el Congreso que se celebra en Toledo, el empresario se ha referido a los presidentes de Alemania y Francia, Ángela Merkel y Emmanuel Macron, al impuesto de sucesiones y a la Unión Europea, y ha repasado la historia de su grupo familiar.
"Hace más de cien años mi padre fundó un pequeño comercio de perfumería, en aquellos años apenas existía el gran consumo, mi padre, una vez terminamos los estudios mis hermanos y yo fuimos trabajando en diversos departamentos", ha recordado. "En los años cincuenta me llamó a su despacho y me dio cinco claves, y los hermanos cogimos las riendas, la segunda generación convertimos la empresa en una pequeña multinacional, y la tercera generación la ha convertido en una gran empresa global".
Las cinco claves que Antonio Puig dio a su hijo Mariano a mediados del pasado siglo iban desde aprender a hacer hasta dejar hacer. "A principios de los noventa nos reunimos los hermanos, había que pensar en el futuro. Los cuatro hermanos no siempre estábamos unidos, pero discutíamos y llegábamos a acuerdos.
Decidimos que el sistema que había funcionado hasta entonces no podía seguir igual, pasamos el testigo a la tercera generación, nos dimos un fuerte abrazo", ha explicado el empresario catalán, que ha sido despedido por los asistentes puestos en pie con un emocionante y largo aplauso. Difícil no establecer un paralelismo entre lo que está ocurriendo en la actualidad en Cataluña y las palabras de Mariano Puig.