El año 2018 ha puesto el punto final a los años de despegue de la economía española, que enfila el próximo ejercicio con pronósticos unánimes de desaceleración: la mayoría de expertos coinciden en que su Producto Interior Bruto (PIB) crecerá entre el 2,1% y el 2,2% en 2019, una o dos décima menos de lo que estima el Gobierno.
A pesar del punto de inflexión que supondrá 2019, España seguirá siendo la locomotora de Europa y seguirá anotándose cifras de crecimiento superiores a las del resto de países europeos. Para 2020, los expertos pronostican crecimientos de entre el 1,9 y el 2% de PIB.
¿Cuáles son las causas del frenazo? Curiosamente, los analistas explican que los cambios en aquellos factores que han impulsado a la economía de nuestro país en los últimos años son los mismos que ahora la llevarán a enfriarse.
En primer lugar, España se ha aprovechado en los últimos años de lo que Oriol Carreras, economista del Departamento de Macroeconomía del Área de Planificación Estratégica y Estudios de CaixaBank, califica como "un apoyo cíclico importante", es decir, ámbitos de la economía en los que había mucho margen para crecer, como el mercado laboral.
En segundo lugar, los vientos de cola que impulsaron a la economía han dejado de soplar. Entre ellos se encuentran la caída del precio del petróleo que se produjo entre 2014 y 2015, la bajada de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), la política fiscal española y la depreciación del euro, que ha mejorado la competitividad de las compañías españolas.
Por último, el contexto de recuperación internacional que se ha vivido en los últimos años ha favorecido al comercio y al turismo, un sector en el que además España se ha beneficiado de una menor competencia por parte de destinos del Mediterráneo y Oriente Medio por la inestabilidad en esos países.
"Todos esos factores temporales ahora se nos han puesto de cara, por lo que es normal esperar una desaceleración"
Para 2019, el Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) prevé una caída de la demanda interna (del 2,7 al 2,1% en 2019) debido a la bajada del consumo por la caída de la tasa de ahorro, y también una demanda exterior "menos favorable", tanto porque los mercados a los que exportamos no crecen (como Italia o Reino Unido) como por las "turbulencias en países emergentes como Argentina o Turquía" por la crisis financiera.
Por esta razón, algunos expertos como los de Bankinter consideran que el crecimiento de España dependerá principalmente del comportamiento de los países de su entorno, sobre todo de los europeos, aunque también de las incertidumbres internas.
Cuáles son las amenazas y cómo se contrarrestarán
Los riesgos principales que acechan a la economía española son tanto externos como internos. De fuera vienen amenazas como el Brexit, la situación presupuestaria de Italia o la guerra comercial y su consiguiente aumento del proteccionismo a nivel internacional, tal y como señala el propio Banco de España, que pronostica un crecimiento del 2,2% para España el próximo año.
Pero aunque el panorama internacional fuera de calma, a España también le amenazan riesgos domésticos como "la fragmentación parlamentaria", que podría dificultar la aprobación de reformas y ralentizar la consolidación fiscal, así como "el hipotético repunte de la incertidumbre por Cataluña".
Los puntos fuertes con los que cuenta España para contrarrestar todos esos riesgos son la continuidad del desendeudamiento del sector privado, el mantenimiento de la inversión residencial y la inversión en bienes de equipo -por la buena situación financiera de las empresas-, los bajos tipos de interés que seguirá manteniendo el BCE temporalmente y las perspectivas de demanda relativamente positivas.
Además, el sector financiero del país se ha saneado, se espera que la tasa de empleo siga aumentando y se ha restaurado la competitividad en cuanto a costes de producción, subraya el IEB.
