El mercado del automóvil en España sigue viviendo momentos complicados tanto en nuevos como en usados, con una caída de las matriculaciones que en lo que llevamos de año del orden de un 10% inferior a los datos del pasado ejercicio pero, sobre todo, muy por debajo de las cifras habituales de los años anteriores a la pandemia. A la crisis económica que vivimos se une una falta de unidades que está generando no pocos problemas en toda la cadena, afectando sobremanera al comprador.
Y es que la guerra en Ucrania y los problemas en las fábricas por las materias primas y la falta de microchips, han alargado los plazos de entrega de los vehículos a los clientes, siendo más notable en el caso de los electrificados que en los de combustión. En concreto, los primeros alcanzan ya los siete meses de media de espera en las cinco grandes economías europeas (Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido), frente a los 5 meses y medio de los segundos, según datos de Sumauto, especialista en portales verticales de automoción.
La diferencia en la demora de ambas tecnologías se debe a que, a los consabidos problemas en la producción de los vehículos, hay que sumar que los fabricantes no tienen la misma capacidad para producir un electrificado que uno de combustión, a pesar de la alta demanda por los primeros, por lo que el retraso en sacarlos de fábrica es mucho mayor.
En concreto, la demora por un electrificado ha ido agravándose paulatinamente. Así, en enero de 2021, la espera era inferior a los tres meses (84 días), subiendo hasta los cinco meses en enero de 2022 (149 días) y llegando en la actualidad a los 205 días, los mencionados siete meses.
Por su parte, la espera por los vehículos de combustión es superior a los cinco meses de media (163 días), un mes más que a principios de año, cuando era de 133 días. Un escenario completamente diferente al vivido al comienzo de 2021, cuando la espera se situaba en poco más de dos meses (71 días).
Menos oferta también en usados
La falta de componentes y el consecuente retraso en las entregas de vehículos nuevos ha provocado el trasvase de demanda hacia el mercado de ocasión. Una situación que ha conllevado una disminución del stock de coches usados de cerca del 40% en el último año. Así, si a mediados de 2021, los conductores podían elegir entre 390.084 vehículos de combustión y 33.531 electrificados en oferta, ahora esa cifra se ha reducido hasta los 260.390 y 21.801 coches, respectivamente.
Y los tiempos de rotación también han caído a marchas forzadas. Hace un año, un vehículo de combustión tardaba en torno a cuatro meses en salir del concesionario, cuando ahora lo hace en poco más de dos. En el caso de los modelos con tecnologías ECO el tiempo de espera se ha reducido en prácticamente un mes, pasando de los 89 a los 60 días.
No obstante, este auge del coche de ocasión está provocando un encarecimiento de sus precios, de modo que los electrificados se han revalorizado en los últimos doce meses un 13% (31.342 euros de media frente a 27.685), mientras que los de combustión han hecho lo propio con un 16% más (20.047 euros versus 17.307).
Según Ignacio García Rojí, portavoz de Sumauto, “estamos en un momento de inflexión, pasando de una crisis de oferta frente a una alta demanda, que ha sido el escenario de los últimos meses, a otro bien distinto motivado por la recesión que se avecina y que asustará a los potenciales compradores. Esto permitirá que se ajusten paulatinamente los plazos de entrega al haber menos pedidos o los que hayan se realizarán sin añadir tantos extras para ajustar precio”.