El Gobierno precisará un más que notable incremento de los tráficos en las autopistas de peaje en quiebra que están ahora bajo el control del Estado para compensar la rebaja de precios que aplicará a partir de mediados del próximo mes de enero. Un anunciado recorte de los peajes que el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, cuantificó este martes en una cuantía media del 30%. Con esta referencia, el tráfico en las nueve autopistas afectadas por la medida debería incrementarse en torno al 45% para que se mantuvieran los ingresos.
"Es posible que reduciendo el precio de los peajes se termine recaudando más", apuntó Ábalos durante su intervención en un desayuno organizado por El Economista. La posibilidad está ahí pero su consecución no resultará sencilla. Sólo para lograr igualar los ingresos actuales, el tráfico global en las nueve autopistas cuyo control ha sido asumido por el Estado debería elevarse en aproximadamente 31.000 vehículos diarios.
Una meta nada sencilla, a tenor del ritmo del incremento de afluencia experimentado por las vías, entre las que se incluyen las cuatro radiales de Madrid, en los últimos años, en los que las cifras de tráficos se han elevado continuamente. Pese a esta circunstancia, el incremento conjunto en los últimos cinco años ha sido de poco más del 12%.
Eso sí, al menos el Gobierno podrá ofrecer a los potenciales usuarios de estas autopistas el estímulo de una reducción de peajes sin precedentes. Precisamente, ésa es la principal intención del Ejecutivo a la hora de tomar esta medida, que entrará en vigor a partir del próximo 15 de enero.
Venta en el aire
Lo que no está tan clara es la segunda derivada de la operación, es decir, el siguiente paso después de estimular la subida del número de usuarios de estas autopistas. Como avanzó Vozpópuli en su edición de este lunes, el actual Gobierno ya no tiene tan claro que vaya a volver a poner en el mercado las concesiones, como era la intención de su antecesor.
Un extremo que fue confirmado por el propio ministro de Fomento en el citado acto al ser preguntado por los planes a seguir con las autopistas rescatadas por el Estado. "¿Venderlas? Las circunstancias han cambiado, incluso la normativa, ya no se puede hacer una licitación a largo plazo y hacer una concesión a cinco años no tendría sentido porque no le interesaría a nadie", reconoció Ábalos, quien volvió a reiterar que las estimaciones de ingresos por la relicitación de las concesiones que manejaba el anterior Gobierno (entre 700 y 1.000 millones de euros) estaban bastante alejadas de la realidad.
De esta forma, la posibilidad de que el futuro de las autopistas de peaje rescatadas quede resuelto antes del fin de la presente legislatura está en el aire. El calendario que manejaba el Gobierno de Mariano Rajoy contemplaba el cierre de este año como fecha prevista para llevar a cabo la operación. Ya poco después de llegar al Ministerio de Fomento, Ábalos descartó esa posibilidad debido al ritmo de los trámites necesarios para llevarla a cabo, aunque no dio una nueva referencia temporal.
Sin embargo, sus últimas intervenciones parecen dejar claro que los planes del actual Ejecutivo se alejan considerablemente de la hoja de ruta inicial en este capítulo. Por lo pronto, el Gobierno evaluará los resultados de la rebaja de los peajes. A partir de entonces, podrá desvelar su estrategia, aunque cada vez pierde más fuerza el argumento de tratar de incrementar el atractivo de las autopistas para proceder a su venta.