Habría que remontarse al año 2002 para encontrar una situación similar. En ese año, los 35.831 millones de euros emitidos en Letras del Tesoro estaban repartidas de la siguiente manera: 21.780 millones (el 60,79%) en posesión de las entidades de crédito residentes; 6.104 millones (el 17,04%) en manos de los fondos de inversión; 3.041 millones (8,49%), en las familias; 1.913 millones (el 5,34%), en otras instituciones financieras, y 1.361 millones (3,80%), repartidos entre inversores extranjeros. El resto estaba distribuido entre aseguradoras, fondos de pensión, administraciones públicas...
En esa distribución de tenedores de Letras destacan dos cuestiones. La primera que el Banco de España no tenía una sola Letra del Tesoro en su poder, cuando ha llegado a poseer alrededor del 10% de las emitidas. La segunda, y más destacable, es que las familias españolas tenían más deuda a corto plazo que los inversores extranjeros, situación que no se ha vuelto a repetir hasta el mes de agosto de este mismo año, de acuerdo con los datos que facilita la Dirección General del Tesoro Público.
Según las estadísticas oficiales, a cierre del pasado mes de agosto, de los 70.913 millones de euros en Letras del Tesoro que están en circulación, la mayor parte, el 28,69%, el equivalente a 20.348 millones de euros, está en manos de las familias españolas. Es el primer tenedor de Letras, veintiún años después, por delante de los inversores no residentes (27,50% y 19.503 millones), los bancos nacionales (14,63% y 10.374 millones), otras instituciones financieras, fondos de inversión o fondo de pensiones.
La razón de que los inversores particulares, los hogares, hayan vuelto a mirar a las Letras no solo como un valor seguro en el que invertir, sino como el activo financiero más rentable sin incurrir en riesgo alguno de cuantos ofrecen los mercados. Hoy y entonces, en 2002, las Letras ofrecen una rentabilidad media del 3,336%, según el Tesoro Público, un punto porcentual más que los depósitos bancarios a plazo.
La rentabilidad de cualquier activo financiero está íntimamente relacionada con el tipo oficial de interés que fija el consejo de gobierno del Banco Central Europeo. Ente la segunda mitad de 2001 y 2002, el coste del dinero se situó entre el 4,25% de agosto de 2001 y el 2,775% de diciembre del año siguiente. Hoy el tipo rector del BCE es del 4,5%
En 2002, la remuneración que ofrecían las Letras era algo mayor, el 3,526%. Después de hacer máximos en 2007, con una rentabilidad media del 4,027%, las Letras acabaron ofreciendo tipos de interés negativos entre los años 2016 y agosto de 2022, cuando el Banco Central Europeo fijó el precio oficial del dinero en el 0%, en marzo de 2016.
En este periodo negro para las Letras del Tesoro, los hogares se olvidaron por completo de colocar sus ahorros en ese activo. Basta señalar que en el año 2018 sobre un total de 70.442 millones en circulación, las familias únicamente atesoraban nueve millones, el 0,01%. Todo el papel estuvo entonces en manos de los inversores extranjeros, los bancos nacionales y los fondos de inversión. ¿Cuál era su atractivo ofreciendo rentabilidades negativas? Que cobraban (en vez de retribuir) menos que otros productos de inversión.
Inversores extranjeros
Los inversores extranjeros, que suelen acaparar el 40% del conjunto de la deuda pública española (Letras, bonos y obligaciones) dejaron de tener interés por las Letras del Tesoro el pasado año y el presente. Desde enero de 2022 han bajado su exposición desde 55.552 millones de euros (el 70% de todas las Letras en circulación entonces) a 42.656 millones en diciembre de ese mismo año, y a los actuales 19.503, que como hemos destacado antes suponen el 27,5% del total.
Durante los primeros años del euro, los inversores extranjeros no tuvieron especial interés por la deuda pública española a corto plazo. Entre los años 2002 y 2007 mantuvieron posiciones discretas, que no llegaron a superar casi nunca el 20% de las Letras emitidas. A partir de la crisis financiera que vapuleó la deuda pública de los países del sur de Europa (Portugal, España, Italia y Grecia) obligando a elevar exponencialmente las rentabilidades para poder colocar las emisiones, los no residentes empezaron a fijarse en las Letras tanto que pasaron de tener el 39% de todas las que estaban en circulación a mantener el 77,73% en 2017, con 61.275 millones, de un total de 78.835 millones.
Los bancos nacionales siempre han sido fieles seguidores de las Letras. Entre 2002 y 2007 llegaron a acaparar alrededor de la mitad de las que estaban en circulación. Desde el año 2011 comenzaron a reducir su exposición hasta llegar al mínimo del 8,59% del total, en marzo de 2022. Hoy, con una rentabilidad más atractiva, mantienen 10.374 millones de euros, cerca del 15% del total emitido.
El Banco de España no ha sido nunca un gran tenedor de Letras. El corto plazo no es su objetivo. De hecho, entre los años 2014 y 2019 no tuvieron ninguna en su cartera de activos. Llegó a tener 7.327 millones en julio de 2022, el 9,48% del total. Hoy, su posición compradora es testimonial: 290 millones de euros, el 0,41%. Lo suyo son los bonos y las obligaciones: 407.791 millones, el 34,05% del total de deuda española.