Crece la desconfianza de los hogares españoles por la incertidumbre económica. En el mes de octubre las familias mantuvieron intactos los altos niveles de ahorro alcanzados hasta junio, cuando atesoraban más de 941.500 millones de euros a resguardo en depósitos bancarios por la acumulación forzosa de la pandemia y los confinamientos.
Tras el verano, y pese a las tensiones inflacionistas -que afectan negativamente a las rentas reales, al consumo y a la rentabilidad del ahorro-, en el mes de octubre el ahorro de los hogares continuó en los 941.786 millones, según los datos divulgados este viernes por el Banco de España.
Esta cifra sólo se superó en el mes de julio, cuando el colchón acumulado de los españoles aumentó hasta los 942.850 millones -la cifra más alta de la serie histórica-. El gasto realizado en agosto por las vacaciones de verano fue más modesto de lo esperado, pero redujo en 2.981 millones el colchón, de los que ya se han recuperado 1.885 millones.
De esta forma, aunque la demanda interna (en particular, el consumo privado) debería ser palanca de crecimiento, se mantiene la fuerte acumulación de ahorro forzoso (ante la imposibilidad de las familias de gastar y moverse) y preventivo (por la incertidumbre de la crisis y el futuro de sus rentas) que se ha realizado durante la pandemia.
El consumo privado se modera
Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), destaca la importancia del que es el primer dato coyuntural del mes de octubre, que "conduce a pensar que el consumo privado del cuarto trimestre llevará la misma tendencia que el tercero" como consecuencia de la mayor desconfianza de los españoles sobre el crecimiento económico y el empleo a futuro.
Lejos de lo esperado para un tercer trimestre, en el que tradicionalmente los españoles gastaban más de lo habitual por las vacaciones de verano y al que se llegó con una fuerte demanda embalsada, el consumo de los hogares se contrajo un 0,5%. Esto lleva a pensar que aunque tienen dinero para gastar, los problemas de precios, el impacto en sus rentas y la incertidumbre a corto plazo está empañando las ventas.
"La contracción del consumo en el tercer trimestre pudo tener que ver con el inicio de una caída de las expectativas de crecimiento, subida de precios energéticos y tensiones inflacionistas en un contexto de marcada incertidumbre nacional e internacional", explica Mercedes Pizarro, directora de Economía del Círculo de Empresarios.
Pizarro hace referencia a las previsiones del Banco de España, que a finales de septiembre ya apuntaba que las familias no destinarán a la financiación de consumo más que una parte de los recursos acumulados durante la pandemia. De esta forma, aunque la tasa de ahorro se reduciría, todavía se situaría, en el promedio de 2023, algo por encima de su nivel previo a la crisis.
Los españoles continúan manteniendo el dinero en depósitos pese a la pérdida de poder adquisitivo que supone
Además, "hay parte del gasto que no se materializó en la pandemia que no es fácilmente aplazable porque respondía a servicios como restauración u ocio", explica la directora. Por otra parte, hay demanda latente (fundamentalmente bienes duraderos altamente comercializables) que no se está cubriendo en plazo por los problemas de suministros.
Por su parte, Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, destaca que las familias tienen más instrumentos de ahorro aparte los depósitos (como los fondos de inversión o la compra de acciones). En este sentido, habrá que esperar a ver la tasa de ahorro que proporciona el Instituto Nacional de Estadística (INE). El último dato disponible es el del segundo trimestre de 2021, cuando se mantuvo en el 8,8%, todavía por encima de su promedio histórico y del nivel prepandemia.
No obstante, en un entorno de elevados niveles de vacunación, para Cardoso "es de esperar que el gasto de los hogares se incremente de manera importante y la tasa de ahorro caiga en trimestres posteriores". De hecho, el economista jefe de BBVA Research opina que "incluso podría darse el caso de que los hogares decidan desahorrar, si piensan que su riqueza ha aumentado por encima de lo necesario. Esta es una de las razones para pensar que el consumo continuará creciendo fuertemente durante los próximos meses".
En cualquier caso, Gregorio Izquierdo apunta que actualmente el ahorro "tiene una rentabilidad real negativa como consecuencia del contexto de inflación, un fenómeno denominado represión financiera". El experto destaca que pese a que mantener el dinero en depósitos supone una pérdida de poder adquisitivo, el ahorro se mantiene. Por tanto, la decisión no obedece tanto a rentabilidades sino a razones preventivas o de largo plazo.