La vida de los hogares españoles se ha encarecido un 12% si se compara el nivel que tenía el Índice de Precios de Consumo (IPC) el pasado diciembre con el del mismo mes de 2019 (un 12,6% respecto a 2020, pues los precios en el año de la pandemia bajaron, en promedio, un -0,3%). El IPC mide la evolución de los precios de un conjunto de productos y servicios básicos que consumen las familias. En total hay 198 subclases entre las que entran la electricidad, la cesta de la compra del supermercado, el alquiler, el transporte o los restaurantes. Esto lleva a preguntarse si hay algo que cueste menos ahora que antes de la crisis inflacionista. Y la respuesta es sí, aunque hay pocos ejemplos.
Sólo uno de cada diez bienes o servicios incluidos en el IPC son más baratos ahora (en diciembre de 2022, el último dato publicado por el Instituto Nacional de Estadística, INE) que en 2019. En concreto, son 19 de los 198 que tiene en cuenta el INE, entre los que destacan el transporte combinado de pasajeros (un 38,8% más barato ahora que entonces); los peajes, aparcamientos públicos y parquímetros (-27,1%); los equipos de telefonía móvil (-19,4%), los ordenadores personales (-17,6%) y el transporte de pasajeros en metro y tranvía (-16,3%).
Con bajadas inferiores al 15% se encuentran los servicios de telefonía móvil (-14,5%); los vuelos internacionales (-13%); el transporte de pasajeros en autobús y autocar (-10,9%); los equipos para la recepción, registro y reproducción audiovisual (-8,8%); los juegos y aficiones (-7%); los vuelos nacionales (6,9%); el transporte de pasajeros en tren (-5,8%), los soportes pregrabados (-3,8%); los paquetes turísticos nacionales (-3,6%); los servicios empaquetados de telefonía (-3,5%); las gafas graduadas y lentes de contacto (-2,5%); la enseñanza Superior (-1,7%); otros accesorios (-0,9%); y los equipos para deporte (-0,1%).
Otras tres subclases no han sufrido ninguna variación (los juegos de azar, las tasas administrativas y los servicios jurídicos y contables) y cuatro han registrado subidas inferiores al 1% (otros efectos personales, servicios de telefonía fija, productos farmacéuticos y otras tasas y servicios). Por otro lado, 78 bienes o servicios han subido menos de un 10%, 51 han subido entre un 10% y un 20%, y los 43 restantes han subido más de un 20%.
Los alimentos, en el foco
Los mayores encarecimientos se localizan, según los datos del INE, en la subcategoría denominada otros aceites comestibles (109,5%), el aceite de oliva (64,1%), el azúcar (56,8%), los combustibles líquidos (54,3%), los hidrocarburos licuados (45,9%), la leche entera (44,7%), la leche desnatada (44,6%), las harinas y otros cereales (44,2%), la mantequilla (42,7%), las pastas alimenticias y cuscús (38,4%), las salsas y condimentos (36,6%), los huevos (36,5%), otros productos de panadería (33,4%), frutas en conserva (33,1%), productos de papel (32,9%), yogures (29,8%) y patatas chips (28,3%), entre otros.
La electricidad, que impulsó la inflación al inicio de la crisis de precios, es un 30,8% más barata que en diciembre de 2021 pero aún un 26% más cara que en diciembre de 2019, según el IPC. Además de la propia evolución del precio, también influyen en la variación las rebajas fiscales en la factura de la luz aprobadas por el Gobierno en 2021 y la medición que hace el INE del precio de la electricidad, al tener en cuenta sólo la tarifa regulada y dejar fuera al mercado libre. Esto, que en primavera provocó que España tuviera una inflación superior a los países del entorno, ahora está ayudando a lucir tasas más moderadas.
Si se comparan los precios de la electricidad en el mercado mayorista, que es lo que marca los precios de la tarifa regulada, independientemente del consumo de los hogares, el precio del megavatio hora del último mes de diciembre se sitúa en 135,29 euros contando con el tope al gas. Un precio que es un 43,4% más barato que en el mismo mes de 2021 y un 246,5% más elevado que el promedio de los últimos cinco años.
De esta forma, las mayores subidas del IPC se localizan en los alimentos. El Gobierno aprobó a finales del pasado mes de diciembre una nueva batería de medidas para controlar ahora el precio de los alimentos en el supermercado, entre las que se destaca la rebaja del IVA a los alimentos de primera necesidad, que entró en vigor en enero y que, por tanto, debería tener impacto en el IPC de este mes, que se publicará el próximo lunes 30.
Tras la publicación del dato definitivo de diciembre este viernes, la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) ha rebajado su previsión de inflación media para 2023 hasta el 3,8%, seis décimas por debajo de la anterior (4,4%), ante la evolución mejor de lo previsto en el tramo final de 2022 y la contención de los precios del petróleo y el gas. Sin embargo, la previsión de inflación subyacente -la que no tiene en cuenta los precios de la energía y los alimentos frescos por ser los más volátiles- se ha elevado hasta el 5,6%, lo que supone 1,4 puntos más.
Asimismo, el servicio de estudios advierte de que la inflación se va a ver afectada por "efectos escalón" en 2023, que se producen al comparar con los datos del año anterior y que van a ser positivos en los meses centrales del año (los de mayor inflación en 2022) pero desfavorables en los finales (cuando los precios empezaron a contenerse), de manera que la tasa de diciembre será del 5,6%, superior a la media anual. En todo caso, Funcas ha advertido de que su previsión de inflación estará muy influida por el precio del gas, de manera que si este superara en un 20% lo previsto en los futuros (unos 65 euros el gigavatio hora) elevaría la tasa de IPC al 4,8%, mientras que si fuera un 15% inferior, bajaría la tasa al 2,9%.