Wible tiene cerca de cuatro meses de vida. Poco tiempo, aunque muy intenso. La compañía de coche compartido, o carsharing de flota libre, de KIA y Repsol ya cuenta con 45.000 personas que comparten sus 500 vehículos para desplazarse tanto por Madrid como por el extrarradio de la capital.
"Estamos creciendo dentro de nuestras previsiones", señala a este medio Javier Martínez, consejero delegado de Wible. Una evolución que es más moderada a la que vivieron sus competidores en este período, aunque les consuela estar viviendo "un crecimiento constante" con "la incorporación diaria de nuevos clientes a nuestra plataforma ", añade.
Una captación de nuevos usuarios por la que Wible también ha movido ficha en estos pocos meses. La compañía ha apostado por ofrecer ocho párkings subterráneos en la zona centro de Madrid, para poder aparcar y recoger sus coches, y ha ampliado la zona de actuación inicial a Alcobendas y Campo de las Naciones con el objetivo de acceder a los cerca de 90.000 trabajadores que transitan estos dos lugares.
Aunque, de momento, con el mismo número de coches. "El servicio nos dirá cuando vamos a aumentar nuestra flota. Hemos realizado mejoras operativas para poder satisfacer estas ampliaciones, pero consideramos que con el número de usuarios que tenemos 500 coches es suficiente", explica el representante de Wible.
Pero este viernes aparece un factor que puede acelerar los planes. "Madrid Central es un punto de inflexión para nuestro sector", considera Martínez. La limitación que vivirá el vehículo privado en el corazón de la capital "abre la puerta a que más personas valoren otras alternativas de movilidad, como es el caso de Wible", valora.
"Nuestra oferta de un vehículo que puede operar en esta zona porque es cero emisiones y que se puede aparcar dentro de Madrid Central puede facilitar a que más usuarios se animen a conocernos. No obstante, el tiempo nos dirá el impacto que ha tenido Madrid Central en el carsharing", matiza Javier Martínez.
Sin rentabilidad a la vista
Si Madrid Central no lo impide, las empresas de carsharing seguirán sin registrar beneficios en 2018. "Las compañías más maduras puede que estén más cerca de lograrlo. En nuestro caso, la fuerte inversión que hemos hecho en poner en marcha el negocio y adaptarnos a las necesidades del usuario nos dificulta alcanzar la rentabilidad en el corto plazo", valora el CEO de Wible.
Una prudencia que la marca su juventud. Wible ha sido el último en aparecer en el mapa de la capital. La compañía entró este verano en un joven mercado que comparte con car2go, emov y Zity, que acumulan tres, dos y un año de experiencia, respectivamente.
Empresas como KIA y Repsol no se meten en negocios para perder dinero"
Martínez considera que los retos y las adversidades a las que se enfrenta el sector hace difícil pronosticar su break even o umbral de rentabilidad. "Empresas como KIA y Repsol, mis accionistas, no se meten en negocios para perder dinero, pero son conscientes de la dificultad que existe en ser rentables en el corto plazo", explica Javier Martínez.
¿Conquistar el aeropuerto?
La estrategia de las compañías de carsharing de flota libre en España es crecer en Madrid, aunque ya exista algunas como emov que ya exploran otros mercados como Málaga. Y, dentro de este hoja de ruta en la capital, la clave es el aeropuerto. "La posibilidad de que nosotros lleguemos al aeropuerto está en manos de Aena. Nosotros queremos estar allí y, de hecho, ya existen otros aeropuertos en Europa donde opera el carsharing", apunta el ejecutivo de Wible.
Un deseo que comparten todas las empresas del sector. "No obstante, nuestro objetivo ahora es seguir creciendo en usuarios, consolidando nuestro servicio de aparcamientos subterráneos y aumentar el volumen de coches privados que aparcan en nuestras bases para coger un Wible que les facilite su movilidad en la ciudad", explica Javier Martínez. "No tenemos a corto plazo la intención de abrir nuevos mercados. Ahora estamos centrados sólo en Madrid", concluye.
