Naturgy ha sido en 2022 uno de los grandes protagonistas de la prensa económica. Y se espera que lo siga siendo en el año que entra. La decisión del consejo de administración liderado por Francisco Reynés de partir la compañía en dos, una parte regulada y otra liberalizada, tras la entrada en la mesa de gobierno de un nuevo dueño australiano desató todo tipo de especulaciones. 

El problema es que esa mediática decisión se adoptó y anunció pocos días antes de que Rusia invadiera Ucrania. Un movimiento internacional que provocaba un terremoto tanto político como económico en Europa y descontrolaba el mercado internacional del principal negocio de Naturgy: el gas. Reynés tuvo que echar el freno de mano a su compromiso con los cuatro grandes fondos (Criteria Caixa, GIP, CVC e IFM) que controlan la compañía de partir en dos su estructura antes de que acabase 2022. 

La culpa era de Putin, pero este cambio de planes no sentó especialmente bien a alguno de estos dueños. La idea de hacer un ‘2x1’ en su inversión abría la puerta de aumentar la participación o desinvertir parcialmente en una compañía donde considera que ya había alcanzado la maduración deseada. Pero no iba a ser posible. Este proceso de partición de Naturgy, denominado ‘Proyecto Géminis’, se posponía ‘previsiblemente’ hasta la primera mitad de 2023, si las condiciones lo permiten. 

Y en esa frustración de algunos dueños de Naturgy es donde aparece la francesa TotalEnergies. Como adelantó Vozpópuli el pasado 19 de septiembre, el gigante petrolero francés tocó la puerta de estos grandes accionistas de la gasista española en un período en el que Bruselas debatía con sus países miembros como asegurar el suministro de gas a Europa sin Rusia. Un tipo de operativa que es la principal culpable de que Naturgy sea una de las principales empresas del Ibex con un valor de 24.000 millones de euros. 

Los representantes de TotalEnergies visitaron en verano Madrid para acechas las posiciones de los principales fondos que controlan la energética española. Los objetivos de la petrolera para establecer este acercamiento eran CVC Capital Partners, dueño del 20,4% de Naturgy, y Global Infrastructure Partners (GIP), fondo estadounidense que controla desde 2016 el 20% de la gasista española.  

Los conocedores de estas conversaciones destacan que fue con GIP donde se encontró mejor interlocución. El fondo que lidera el nigeriano Adebayo Ogunlesi recibió en la capital española a representantes de la energética francesa para valorar esta alternativa. Un encuentro que vivió un segundo capítulo, en esta ocasión en París. El equipo de Ogunlesi visitó a TotalEnergies para continuar con estas conversaciones. 

GIP no quiso entrar a valorar esta posibilidad ante la pregunta de este medio. Tampoco Total ni CVC. El fondo liderado por Javier de Jaime que tres semanas después quiso dejar claro de forma oficial a Bloomberg que “no había hablado con TotalEnergies” y que “no estaba interesado en vender” ante “estas especulaciones del mercado”. 

Repsol siempre en Naturgy

Una “especulación del mercado” que tuvo nuevos capítulos en los siguientes días, en importantes medios nacionales. Y donde volvía a incorporarse a una antiguo conocido de los rumores sobre la gasista española: Repsol. La petrolera que dirige Josu Jon Imaz y que preside Antonio Brufau fue el encargado de abrir la puerta a CVC en 2018 tras vender su 20% de la denominada, por entonces, Gas Natural.

Cuatro años en los que Repsol aparece de forma recurrente asociado como posible dueño de Naturgy. La petrolera, que a cierre de 2022 vale en Bolsa un 20% menos que la gasista que preside Francisco Reynés, tiene la etiqueta en el mercado del ‘caballero blanco’, que puede salvar a la gran gasista española de los intereses particulares de los fondos o de las estrategias ‘políticas’ de los gigantes energéticos europeos. 

Pero no. Repsol no quiere comprar en el corto plazo Naturgy, según reiteran los conocedores de estos movimientos. Entre la cartera de activos de la empresa de Reynés, existen algunos que podrían llegar a interesar en la sede de Méndez Álvaro. "Pero una cosa es que te guste una casa y otra que te quieras comprar el barrio entero", defienden desde el sector. Aunque, como ha explicado Imaz en sus recientes conferencias con analistas, la estrategia de su compañía se centra ahora en invertir lo que gana con el ‘oil&gas’ en compensar las pérdidas de la pandemia e invertir en nuevas energías.

Criteria y el Gobierno 

El ‘enigma’ corporativo de Naturgy, por lo tanto, sigue parado. Una situación que se mantiene mientras su negocio cierra 2022 con cifras que se esperan de récord, con unas ganancias que hasta noviembre eran un 37% mayores que en el mismo período de 2021, y tras alcanzar un trabajado acuerdo con Argelia para los nuevos precios de suministro de gas. 

Una situación favorable para Criteria Caixa. El holding que lidera Isidro Fainé ve con buenos ojos, según comentan desde el mercado, que este año llegue un buen dividendo desde Naturgy de tras el cierre del ejercicio y se refuerce su papel de máximo accionista de la compañía en la parálisis de la separación que reclamaban el resto de fondos. 

El último protagonista de los movimientos sobre Naturgy es el Gobierno. Pedro Sánchez cerró 2022 incluyendo en su tercer paquete de medidas el ‘escudo antiopas’ hasta 2024 que afecta a todos estos rumores. Por su parte, Teresa Ribera comentó en octubre en una rueda de prensa tras el consejo de ministros que el fondo australiano IFM, dueño del 13% de la compañía, debe comportarse en el consejo de Naturgy conforme a las condiciones que se impusieron para aceptar su OPA de 2021. 

Por lo tanto, Moncloa tiene su particular señuelo australiano dentro del consejo al que revisa con lupa todos movimientos y, por otro lado, cualquier oferta que surja por un importante paquete accionarial de Naturgy en 2023 deberá convencer al Gobierno, sin olvidar que 2023 es año electoral y cada decisión tiene vale muchos votos.