Llevaba produciendo coches, furgonetas y pick-up desde 1980, pero una de las 17 plantas de producción españolas ya ha comenzado a echar el cierre que, en menos de una semana, será definitivo. Y es que la emblemática fábrica de Nissan en Zona Franca (Barcelona) ha puesto fin esta semana a la producción de vehículos en una de sus dos líneas de montaje y cerrará la otra el próximo día 15, mientras el futuro de los trabajadores continúa sin dilucidarse a la espera de que se aclare cuál será la alternativa industrial.
Tras más de cuatro décadas vinculada a la capital catalana, la multinacional japonesa inicia así la última etapa de la operación salida de Barcelona que anunció en mayo de 2020, cuando trabajaban allí unas 3.000 personas, aunque su marcha amenaza miles más de empleos indirectos. Y en más de un año transcurrido desde entonces, ni Gobierno ni instituciones han logrado, de momento, frenar un cierre que amenaza a miles de familias que dependen de la producción de la propia planta barcelonesa y de las muchas empresas de componentes que suministraban a Nissan.
La compañía ha confirmado que el pasado jueves fue el último día de producción en la Línea 1 de Zona Franca, donde se fabrica la furgoneta eléctrica e-NV200, y que está previsto que el próximo día 15 de diciembre se cierre la línea 2, donde se produce la "pick-up" Nissan Navara. En estas dos líneas se estaban produciendo ya escasas unidades y, tras el cierre definitivo, se iniciará la limpieza y desmontaje de las cadenas de producción y montaje.
Los trabajadores que vayan quedando liberados saldrán de la planta con un permiso retribuido hasta el 31 de diciembre, cuando se hará efectiva su baja, ya que es la fecha dada por la empresa para abandonar sus instalaciones en Barcelona, tanto la planta de Zona Franca como los centros de Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca.
Muy probablemente los trabajadores de Nissan tendrán que esperar en sus casas la concreción de los planes de reindustrialización de los terrenos en los que se asientan las fábricas, ya que todavía está en el aire a qué nuevos usos se destinarán. Y es que aunque hace pocas fechas todo apuntaba a un acuerdo casi cerrado con la automovilística china GWM para desarrollar su proyecto industrial en la planta que ahora Nissan cierra, a día de hoy todo sigue en el aire tras las nuevas peticiones realizadas por parte del fabricante asiático.
Reunión clave el próximo viernes 17
La ministra de Industria, Reyes Maroto, se ha mostrado confiada en que el próximo 17 de diciembre, cuando se reúna la comisión de reindustrialización, el fabricante chino Great Wall Motors (GWM), haya dado una respuesta positiva a la última propuesta que le han hecho las administraciones para instalar allí su proyecto. Y es que la oferta que se ha enviado a GWM eleva las ayudas públicas ofrecidas inicialmente y mejora las condiciones de traspaso de los activos y del alquiler del terreno de la Zona Franca.
Se trata de un último esfuerzo por mantener la inversión del gigante chino, que hasta ahora se veía como el principal aspirante a la reindustrialización, pero que está considerando la retirada del proceso tras reclamar más ayudas públicas después de analizar la viabilidad de la planta para su proyecto de futuro que contempla producir hasta 300.000 vehículos al año.
A la espera de la respuesta de GWM, la mesa analiza otras propuestas como la del hub de descarbonización que lidera QEV, que podría ampliar su espacio en Zona Franca, además de quedarse con Sant Andreu. En la planta de Montcada se instalaría, en principio, el fabricante de motocicletas eléctricas Silence. En los últimos días han aparecido también otras propuestas como la del fabricante de tanques Tess Defence, que no gusta a la Generalitat, y la del grupo inmobiliario Goodman, que planea reconvertir los terrenos de Nissan en un gran polo logístico y de oficinas que supondría una inversión de 550 millones, pero que no asegura el actual empleo de los trabajadores de Nissan.