Han pasado 67 días con sus 67 noches y el Gobierno sigue sin aportar luz sobre el oscuro rescate de Plus Ultra. Moncloa se mantiene firme en su opacidad. Espera que el temporal amaine por sí solo, que los medios que han desvelado posibles irregularidades -con Vozpópuli a la cabeza- bajen la guardia. Y, sobre todo, que la jueza Esperanza Collados, que ha hallado indicios de delito, tire la toalla y archive la causa.
Pero la revelación por goteo de nuevos datos y el propio silencio de quienes han jugado un papel decisivo en el rescate invita a pensar que el caso ‘Plus Ultra’ es un iceberg, del que sólo avistamos la punta. Sobre la línea de flotación planean varias preguntas y la sospecha de que hay un 'tapado': un español influyente que ha movido piezas en el tablero para que la aventura venezolana de Plus Ultra no acabe en jaque mate por la mala visión empresarial.
Qué se sabe sobre el 'tapado'
Todas las miradas apuntan al expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Coinciden en señalarle fuentes empresariales y políticas; también directivos y periodistas bien conectados con Venezuela. Ahora bien, hasta el momento, no hay ninguna prueba, documento o grabación que implique al exlíder socialista en la trama.
Quienes apunta a Zapatero como el 'tapado' alegan un sinfín de datos. De entrada, no hay otro gobernante occidental que respalde sin tapujos a Nicolás Maduro. Fuentes conocedoras de la política venezolana aseguran que la relación entre ambos no es especialmente estrecha: “A Maduro le interesa porque es de los pocos apoyos que tiene en la UE”.
Sin embargo, el expresidente tiene una relación íntima con los dos políticos que más influyen en el Palacio de Miraflores. Hablamos de los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, vicepresidenta del Gobierno y presidente de la Asamblea Nacional, respectivamente. Ambos figuran en la primera línea de sucesión para relevar -cuando toque- a Maduro. Y todas las grandes decisiones en Venezuela pasan por su tamiz.
Cualquier empresario que intente prosperar en el país suramericano debe llamar a sus puertas. Lo sabe bien Camilo Ibrahim, el magnate de origen libanés que está detrás de Plus Ultra. “Es un empresario con vista, no es un 'chavista sociológico'. Pero sabe cuáles son los peajes que tiene que pagar para salir adelante en este país”, explica un analista venezolano.
Para hacer negocios, Ibrahim ha llamado a las puertas que hay que llamar. En Caracas y en Madrid. El empresario tiene buenas relaciones con el entorno de Delcy Rodríguez y ha tratado directamente a la vicepresidenta en encuentros oficiales y oficiosos. También ha mantenido reuniones con José Luis Rodríguez Zapatero en Caracas y, según algunas fuentes, también en Madrid, donde el magnate tiene propiedades inmobiliarias y sociedades domiciliadas.
“Es raro que Zapatero no esté al tanto de cualquier movimiento empresarial importante que tenga que ver con Venezuela”, opina un directivo español que viaja con frecuencia al país. Plus Ultra nació como una compañía privada pero obedecía a un interés nacional. “En los últimos años, al chavismo le ha interesado potenciar aerolíneas”, recuerda un periodista venezolano. Hay oponentes al ‘régimen’ que ven en esta estrategia un fin espurio: “Se puede lavar dinero con las aerolíneas y en los aviones se pueden transportar muchas cosas…”.
Quienes siguen de cerca la actualidad venezolana siempre se han hecho una pregunta que nunca ha tenido respuesta: “¿Por qué Zapatero se ha implicado de esta manera con el Gobierno de Maduro?”. En el aire flota la sospecha de que el político leonés tiene intereses económicos. Pero, por ahora, nadie ha hallado mancha alguna en su hoja de servicios. El único político venezolano que le ha señalado en público por cobrar supuestas comisiones es Rafael Ramírez.
“Hasta Zapatero ha recibido contratos petroleros”, denunció el exministro de Energía en octubre de 2018, en una entrevista con Noticiero Digital. “Él representa a una gente, unos españoles de apellido Cortina, que sí, han recibido un proyecto en la faja [del Orinoco, donde se concentra la mayoría de los pozos petroleros]. De ahí viene su apego a la democracia y el diálogo, pues”, aseveró el máximo responsable de la política energética con Hugo Chávez, exiliado actualmente en Italia por las acusaciones de corrupción en Venezuela.
Los interrogantes sobre la auténtica 'misión' -si es que la hay- de Zapatero en Venezuela seguirán en el aire. De momento, el Gobierno tendrá que seguir respondiendo a otras preguntas sobre los vínculos del expresidente con el chavismo y el caso Plus Ultra. De hecho, su nombre figura en seis de las cuestiones que el PP ya ha planteado al Ejecutivo en el Congreso.
Ninguna de ellas ha recibido una respuesta clarividente. Como tampoco la tienen otras cuestiones que mantienen viva una teoría: el rescate de Plus Ultra tiene un trasfondo demasiado turbio.
¿Por qué Plus Ultra tardó 32 días en dar la cara?
El miércoles 10 de marzo, Vozpópuli reveló los enlaces con el chavismo de Plus Ultra. Un día antes, el Consejo de Ministros había refrendado el rescate de la aerolínea, aprobado una semana antes por el consejo de la SEPI. En los días posteriores, se publicó un torrente de datos que ponían en cuestión la idoneidad del rescate: desde la débil situación financiera de la compañía antes de la pandemia a su nulo carácter estratégico para España. La decisión de la SEPI no tardó en colarse en el Parlamento, convertida en arma arrojadiza de la oposición contra el Gobierno.
Sin embargo, Plus Ultra mantuvo un silencio oficial absoluto. La empresa, cuestionada desde múltiples frentes, tardó nada menos que 32 días en publicar su primer comunicado. Lo hizo el 8 de abril, a través de una nota encabezada por el siguiente título: "La compañía española aclara incorrecciones vertidas a la opinión pública por diferentes vías durante los últimos días".
Desde entonces, Plus Ultra ha hecho un despliegue comunicativo en toda regla, que incluye aclaraciones, rectificaciones y entrevistas. Que la empresa pasara de la nada al todo genera dudas en algunas empresas rivales y, por supuesto, entre los políticos que cuestionaron el rescate desde el minuto uno. Algunos atribuyen el larguísimo silencio a un intento de dejar enfriar la polémica. Pero el escándalo de Plus Ultra nunca se redujo a rescoldos. Al contrario, el incendio sigue vivo, en el Congreso, en los medios de comunicación y -lo más importante- en la Justicia.
¿Por qué no se publican la licitación ni las actas?
El Gobierno, a través de distintos portavoces, ha insistido por activa y por pasiva en que la polémica sobre la aerolínea se sustenta en argumentos endebles. Sin embargo, se ha negado a difundir el contenido -o parte del mismo- de los dos informes que justifican la inyección de dinero público (53 millones de euros).
El primero es el acta de la reunión del Consejo Gestor del Fondo de Apoyo a las Empresas Estratégicas. En este encuentro, se debatió si Plus Ultra era merecedora del rescate y quedó firmado el documento que días después firmaría el Consejo de Ministros. Las actas son clave para conocer los argumentos a favor del rescate. Y contribuiría a silenciar a quienes llevan meses asegurando que la operación es fraudulenta. El Gobierno no está obligado a difundirlas y a ese argumento se aferra para negar su publicación en el Portal de Transparencia.
El motivo es idéntico a la hora de explicar por qué no desvela el contenido del informe realizado por Daiwa. Este documento justifica con datos por qué Plus Ultra es estratégica y merece los 53 millones de dinero público. Sin el visto bueno de esta consultora, la Sepi habría negado el rescate. El Ejecutivo nunca ha difundido este informe. Es más, ni siquiera ha colgado aún en el Portal de Contratación la documentación que justifica por qué se asignó esta tarea a una consultora tan pequeña como Daiwa.
¿Por qué la Sepi ha paralizado los rescates?
En vista de la asfixia financiera de tantas empresas, la SEPI abrió el grifo de los rescates. Las operaciones avanzaron viento en popa (se 'salvó' a Air Europa, Duro Felguera y Ávoris)... hasta que se cruzó en el camino el expediente de Plus Ultra. Desde entonces, el Consejo Asesor de la empresa pública no ha vuelto a firmar ni un rescate.
Las solicitudes de ayuda se acumulan desde entonces en los despachos de la SEPI. 67 días después y con medio centenar de empresas moribundas en la lista de espera, la compañía pública vive en un estado de parálisis interna, envuelta en un silencio informativo tan llamativo como sospechoso.