La subida de precios en el supermercado ya impacta de forma leve en la demanda. Aunque se trata en su mayoría de bienes de primera necesidad, cuya compra no puede aplazarse o eliminarse como en el caso del ocio, las compras en los supermercados también se ven afectadas por el impacto de la inflación.
Así lo aseguran desde la consultora NielsenIQ, que recoge cómo en julio la demanda en la alimentación se contrajo un 0,1%, con una subida del precio promedio del 12,6%. Se trata de una tendencia que, según explican fuentes de la consultora consultadas por Vozpópuli, "ya se viene observando" en meses anteriores. "Hay que tener en cuenta que la inflación está afectando a muchas categorías, y el consumidor va reduciendo las compras", apuntan.
En el mes de julio, además, influye también el periodo vacacional. "Se une a que hemos recuperado una relación mucho más normal a la época pre-covid en el consumo en hostelería", dicen estas fuentes. No obstante, esta ligera caída de la demanda en alimentación se ha visto compensada por el aumento de las bebidas, que crecieron un 6,4%. "Son principalmente refrescos, aguas y bebidas alcohólicas", explican desde NielsenIQ. En este caso, la subida del precio fue menor en julio, hasta un 5,5% más.
Pese a ello, de entre todos los bienes de consumo, la alimentación y las bebidas fueron los segmentos que registraron el mayor desembolso de los españoles el mes pasado, con un aumento respecto al año pasado del 12,5% y del 12,3%, respectivamente, de las ventas en valor. En total, las ventas bienes de consumo alcanzaron los 5.889 millones de euros en julio, lo que se traduce en un aumento del 11,8% respecto al año pasado, siempre según esta consultora.
“Con las tensiones en las que seguimos inmersos a nivel global, es difícil hacer predicciones, pero todo apunta a que seguiremos en un escenario de crecimiento de los precios promedios que vendrá seguido de cifras en el volumen más contenidas", explicaba esta semana Patricia Daimiel, directora general de NielsenIQ para el Sur de Europa. A su parecer, "habrá que estar atentos a cómo afecta la inflación a la renta disponible en los hogares y cómo reajustamos nuestros hábitos de compra: principalmente con marcas de distribución, control de precios y promociones”.
Los precios impulsan la marca blanca
El crecimiento de las marcas blancas en las cestas es, de hecho, uno de los principales efectos del incremento de precios en el supermercado. No en vano, es en la alimentación el segmento en el que más se está notando. Según NielsenIQ, en julio la marca de distribuidor registro aquí un incremento de 2,4 puntos porcentuales, situándose en una cuota de mercado del 48,8% frente al 51,2% de la marca de fabricante.
De hecho, estas marcas se encuentra en el nivel más alto de su historia. Según las cifras de Kantar Worldpanel consultadas por este periódico, solo en el primer trimestre las marcas blancas alcanzaron una cuota del 40,7%. Se trata de una cifra muy superior a la registrada a cierre de 2020, cuando se situó en el 37,2%, y a la de 2021, cuando la marca de distribuidor tenía una cuota del 38,4% en el mercado de gran consumo. En el año 2008, su cuota se llegó a situar en el 27%, subiendo en los años siguientes hasta alcanzar el 34% en 2014.
La ligera caída de la demanda no solo se nota en el supermercado. Los comercios también han detectado cómo en las últimas semanas las compras han ido reduciéndose, frente al aumento de ventas del inicio del verano. "La ralentización del consumo ya se nota", explicaba el portavoz de la Confederación Española de Comercio (CEC), Carlos Moreno, en conversación con Vozpópuli. Su perspectiva coincide con la que manejan en el sector turístico. Desde la patronal hotelera Cehat, por ejemplo, su presidente Jorge Marichal apunta que "tras un mes de alta ocupación, ha perdido un poco de fuelle en la última semana".