DIA no pierde protagonismo en el mercado. Los analistas, los inversores y las agencias de rating vigilan cada movimiento de la compañía de distribución española. Esto es lo que tiene cuando cotizas en Bolsa y estás sufriendo un proceso de reestructuración. Si ayer fue Moody's, hoy es la agencia de calificación de riesgo S&P la que se pronuncia sobre la compañía.
Y sus analistas confían 'aún menos' en la compañía. La calificación crediticia de DIA pasa de "BB-" -ya equivalente a "bono basura"- hasta "B", indicada para inversiones altamente especulativas, y todas sus notas se mantienen en pronóstico negativo, por lo que no se descartan nuevas rebajas. La decisión de S&P supone la segunda rebaja de esta agencia a DIA en apenas un mes y se produce 24 horas después de que Moody's anunciara igualmente un nuevo corte en la nota del grupo.
Hace un mes, S&P justificaba su tijeretazo al empeoramiento de sus previsiones económicas de 2018 y a la adopción de ajustes en sus cuentas de 2017, el segundo se explica por los riesgos que comporta el proceso de refinanciación de su deuda en el que está inmerso.
Creemos que cualquier banco que le refinancie probablemente exigirá algún tipo de recapitalización y la venta de activos"
"Entendemos que la compañía está trabajando en un completo plan de refinanciación con varios bancos. Creemos que cualquier banco que le refinancie probablemente exigirá algún tipo de recapitalización y la venta de activos, una operación que implicará un riesgo de ejecución significativo y un resultado incierto", han apuntado los analistas de S&P.
Malas previsiones para 2019
La agencia estadounidense han recordado que DIA cuenta con 760 millones de euros de deuda que vence a corto plazo, ante de septiembre de 2018, y han pronosticado que la presión sobre sus operaciones "es probable que continúe a lo largo de 2019".
S&P ve pocas opciones de que DIA pueda refinanciarse en el mercado de bonos. Su explicación es que la situación de la empresa española en bolsa se ha debilitado, su acción cotiza en 0,80 euros, cinco veces menos que al precio al que cerró 2017. Los analistas preveen un incremento de entre 370 y 400 millones de euros en la deuda neta del grupo por el impacto de su inversión en la reforma de tiendas.