El empleo femenino, la asignatura pendiente del Gobierno. Tras una campaña electoral marcada por el eviterno debate sobre la situación económica a nivel nacional, los datos de la Seguridad Social sembraron un haz de luz entre tanta neblina y dudas. La Seguridad Social sumó 21.945 ocupados de media en julio, hasta un nuevo récord de 20.891.885 afiliados, mientras que el paro se redujo en 10.968 personas hasta 2.677.874, mínimo desde 2008.
Un récord que los de Sánchez se apuntaron como un pequeño tanto y una medalla que muestran con orgullo; sin embargo, no es todo de color de rosas. La precariedad está a la orden del día. Un mercado que se define por los contratos temporales, los sueldos mínimos que, a pesar de la subida aprobada en febrero de 2023, siguen sin cubrir las necesidades básicas de los más jóvenes y la paridad entre hombres y mujeres, un anhelo de la casta política que nunca llega.
Los datos hablan por sí solos. España atraviesa un complicado momento económico y se dirige hacia un horizonte de incertidumbre. Un acto puro de resiliencia y de resistencia. Así lo reflejaban los datos del mes de julio, los cuales confirmaban la destrucción de empleo que se registró en las mismas fechas del anterior periodo.
En cuanto al número personas en situación de desempleo registradas en las oficinas del SEPE, el descenso de 10.968 sigue manteniendo el total por debajo de los 2,7 millones, la cifra más baja desde 2008. La reducción del paro de julio también mejora la cifra del año pasado, cuando el paro subió, aunque está por debajo de la media de empleo para este mes.
Un mar de incógnitas. Unas cifras que dan cierta esperanza, pero que al mismo tiempo reflejan la inestabilidad económica de la que tanto se quejaba Feijóo y Abascal durante los rifirrafes entre Sánchez y Díaz. Un toma y daca que más que dar un plan de acción para dar un giro de 180 grados, deja con caras largas a toda la audiencia. Parte de esta melancolía radica en el empleo femenino, el tema que habitualmente sale a la palestra cuando hablamos de progreso laboral y de integración de las mujeres en el mercado.
El empleo femenino: una evolución positiva, pero con un nuevo techo de cristal
¿Hay evolución del mercado de trabajo de las mujeres? Sí y no. Así lo ha declarado el SEPE, el cual ha recogido los datos aportados por el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal. Dicho informe esclareció la disyuntiva que giraba en torno al tema en cuestión tras analizar la situación laboral de la población femenina para mostrar los cambios producidos en los sectores y actividades económicas, tanto en la demanda de empleo parado, como en el registro de la contratación.
Todos los datos se refieren al año 2022, último periodo recogido y analizado. "La población activa femenina marcó su máximo histórico, la evolución positiva se debió al crecimiento de las ocupadas y la reducción del paro femenino", así explicaba el SEPE el gran avance que ha experimentado el sector. Un hito que da un respiro a todas las mujeres que ven como las trabas para entrar y competir con las altas esferas del poder se disipa poco a poco. O eso es lo que se creía.
En cuanto a las demandantes de empleo en situación de paro, la contratación se incrementó considerablemente en todos los rangos de edad, a excepción de las menores de 25 años -dato que corrobora el paro juvenil a nivel nacional- donde las mujeres en la cola del paro aumentaron. Es más, el SEPE asevera que "la contratación femenina mantiene un nivel de cualificación más alto que la masculina", siendo del 30,18% de los contratos suscritos por mujeres vinculados a una formación especializada, es decir, con un título ya sea de formación profesional o de grado universitario.
Unos datos que se han repetido hasta la saciedad, permitiendo al Gobierno sacar pecho; sin embargo, hay una cara oculta que no ha salido a relucir. La distribución de estos puestos de trabajo es donde radica el quid de la cuestión. El sector servicios es el que se lleva el cetro, absorbiendo un total del 83,63% de los contratos de las mujeres.
¿Qué es lo que llama especialmente la atención? Pues que los oficios que históricamente se han asociado a las mujeres, siguen siendo los gremios donde el índice de contratación es más alto. Es por ello que, de cierta manera, a pesar de los intentos desesperados por parte de la Administración de erradicar la desigualdad laboral, las medidas no están teniendo un efecto directo o, por lo menos, así lo reflejan los datos.
Entre las ocupaciones más contratadas entre las mujeres en 2022 son: camareros asalariados, personal de limpieza de oficinas, hoteles y otros establecimientos similares, vendedores en tiendas y almacenes, peones de las industrias manufactureras., peones agrícolas (excepto en huertas, invernaderos, viveros y jardines), monitores de actividades recreativas y de entretenimiento, empleados domésticos, auxiliares de enfermería hospitalaria, ayudantes de cocina, trabajadores de cuidados personales a domicilio, cocineros asalariados, empleados administrativos sin tareas de atención al público, cuidadores de niños en guarderías y centros educativos, otro personal de limpieza y teleoperadores.
Un nuevo techo de cristal en el empleo femenino que en términos teóricos no se deja notar, pero que a la hora de llevarlo a la práctica se refleja con unos datos sangrantes y que preocupan no solo a nivel político, sino también a nivel de social.
Peponne65
Pueden probar en la pesca, la construcción, minería, mantenimiento de carreteras, etc. También ahí hay unos techos de cristal tremendos, No se ve ni una mujer. Es una discriminación de libro. Hay que acabar con ella.
abhersu79
¿qué pasa, que una mujer, solo por el hecho de serlo, debe trabajar de ejecutiva en una empresa aunque no tenga ni la primaria finalizada? ¿Es eso lo que quiere transmitir este artículo?