Telecomunicaciones

La narcolancha que mató a los guardias civiles usaba la última tecnología satelital de Elon Musk

El coste de la antena de Starlink es de 2.500 euros más una cuota mensual que puede alcanzar los 1.000 euros en función de los GB contratados. No se comercializa en España

La narcolancha que mató a dos guardias civiles y dejó herido de gravedad a un tercero llevaba integrada tecnología de última generación. En concreto, usaba un receptor satelital de Starlink, empresa del multimillonario norteamericano Elon Musk, tal y como ha podido saber Vozpópuli.

No se trata de un dispositivo precisamente económico. Su coste es de 2.500 euros, a los que hay que sumar una cuota mensual por los datos consumidos. Arranca en los 250 euros mensuales por 250 GB, hasta los 1.000 euros por 1 TB de información, lo que pone de relieve el potencial económico de estas bandas organizadas.

"Es un sistema específicamente orientado al mar que Musk no puede comercializar en España. Starlink Marítimo no tiene licencia, lo que hace suponer que lo compraron fuera del país", explican fuentes especializadas en el negocio satelital consultadas por este diario. Otras fuentes cercanas a la investigación aseguran que todo apunta a que se trata de un receptor de los que comercializa la empresa fundada por Elon Musk, si bien hay que esperar a que finalice el análisis de lo que iba en la narcolancha para ratificar este extremo.

Starlink esta formada por una constelación de 5.400 satélites de baja órbita. La Órbita terrestre baja (LEO, Low Earth Orbit) se encuentra ubicada en una franja a entre 150 y 2.000 kilómetros de la tierra, y es utilizada por la Estación Espacial Internacional, el telescopio espacial Hubble y los transbordadores espaciales

Se trata de un sistema que otorga una gran flexibilidad en las comunicaciones. Básicamente, permite tener Internet a alta velocidad -en el caso de Starlink hasta los 220 Mbps- en cualquier lugar, incluso donde no hay cobertura móvil. De este modo los narcotraficantes pueden estar en comunicación con otras embarcaciones y con equipos ubicados en tierra, y por supuesto hacia y desde cualquier país del mundo.

No solo eso. También es posible conectar sistemas de cámaras en tiempo real, realizar comunicaciones de voz y hacer videoconferencias, explican a Vozpópuli las mismas fuentes. Es como tener una conexión móvil o de fibra óptica en el mar, donde la conexión tradicional no llega.

Se trata de comunicaciones que pueden ser encriptadas para que no sean interceptadas. "Sería posible utilizar sistemas de comunicaciones cifradas, como es el caso de Telegram, y también otros más sofisticados", explican las fuentes del sector satelital consultadas por este diario.

La lancha con la que los narcotraficantes acabaron con la vida de los dos agentes de la Guardia Civil disponía además de otro sistema de conectividad reduntante por si fallaba el primero

A través del receptor satelital, los narcotraficantes podrían estar informados en tiempo real tanto de lo que pasaba en tierra con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como de lo que sucedía en las aguas en las que se produjo el incidente.

Redundancia en las narcolanchas

La lancha con la que los narcotraficantes acabaron con la vida de los dos agentes de la Guardia Civil disponía además de otro sistema de conectividad reduntante por si fallaba el primero, lo que dotaría a la embarcación de posibilidades adicionales a las de Starlink.

Es algo que habla por sí solo de la importancia que tienen las comunicaciones en el mundo del narcotráfico, porque además de mantener en contacto a quienes trabajan en la realización de las entregas, permite determinar si los puntos de llegada están siendo vigilados o si hay otras personas por la zona, y actuar en consecuencia.

Los satélites de Starlink

Starlink está integrada en SpaceX, proyecto espacial de Elon Musk con el que pretende llevar al hombre a Marte. Está soportado sobre una constelación formada por unos 5.400 satélites de baja órbita. La Órbita terrestre baja (LEO, Low Earth Orbit) se encuentra ubicada en una franja situada a entre 150 y 2.000 kilómetros de la Tierra, y es utilizada por la Estación Espacial Internacional, el telescopio espacial Hubble y los transbordadores espaciales.

Los satélites que se mueven en órbita baja encuentran en ocasiones una gran resistencia atmosférica, lo que ralentiza su velocidad y los puede arrastrar hacia la Tierra, algo que se produce con mayor o menor frecuencia en la medida en que se encuentren más o menos cerca de ella.

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