Estos días han sido de esos de los que se ha podido disfrutar de Madrid. Ni un alma por las calles y bastantes lugares abiertos para paladearlos sin agobios. Pasaron ya los tiempos en los que en este país la Semana Santa era un momento de total recogimiento, marcado por el ayuno y la abstinencia de carne en todos los sentidos.
No, en Madrid se ha podido aprovechar para hacer turismeo y frecuentar los sitios más top, si no se estaba por la labor de las procesiones y lo religioso, o si se querían compatibilizar ambas cosas, que para algunos una cosa no quita la otra. Uno de estos puntos de referencia es el restaurante ‘Ten con ten’, de la calle Ayala, cada vez más en auge, abierto por los dueños de ‘El Paraguas’, otro templo gastronómico (como suele decirse) en el que habitualmente se puede encontrar a la crema de la empresa y la política… o las dos cosas, que la última vez que estuve recuerdo haber visto a Zaplana, estadista y súper ejecutivo multinacional donde los haya, entrando a la vez que yo.
Este pasado viernes pude ver en ‘Ten con ten’ al mismísimo Jaume Matas salir acompañado de familiares, con cierta calma aunque su baqueteado rostro acusa la presión judicial que sufre e la actualidad. No pude acertar a ver con qué se había deleitado, aunque sus aperitivos son famosos, sobre todo si son regados con un buen champagne.
En este sitio arrean bien con la factura, aunque menos que su hermano mayor. No falta quien dice que Ten con ten es el low cost de El Paraguas. Puede ser… si lo han hecho desde Lucio hasta Ferran Adriá, ¿por qué no van a hacerlo otros restaurantes?
En este entorno tan cool no sólo se puede comer, sino que también es ideal para tomar copas sofisticadas y respirar un poco de ambiente fashion. Un lugar ideal para quedar bien y que se está consolidando como referencia emergente en el capítulo de tendencias y way of life.
En el interior, el mismísimo Pedro Solbes departía con un grupo de amigos, disfrutando sin duda de la tranquilidad que otorga la lejanía de las responsabilidades de Gobierno y el confort que dan los asientos de los consejos de administración. Qué lejos parece quedar Zapatero ya.
Lo dicho, un sitio idílico para departir con amigos y familiares, lejos de la presión del día a día y con Madrid al 40% de su capacidad. Lo malo es que ya es lunes y toca volver a la realidad. En el caso de Matas, bastante dura, salvo inesperados giros. Vida esta.