Si Alfonso X El Sabio levantara la cabeza y leyese el BOE de este jueves quizá repetiría aquella frase de "los cántaros, cuanto más vacíos, más ruido hacen". Resulta que el ministro de Cultura, el recién aterrizado Íñigo Méndez de Vigo, ha anunciado el ingreso en la Orden de Alfonso X El Sabio de cuatro discípulos de su antecesor, José Ignacio Wert, a quienes él mismo destituyó.
Con esta distinción, los cuatro "ilustrísimos/as", como deben ser tratados tras recibir la Encomienda con Placa de la orden española, han recuperado parte del prestigio arrebatado al cesarles de sus altos cargos tras la espantá del exministro Wert el pasado junio.
Ni se trata de cualquier premio ni se trata de cualquier premiado. El tercer reconocimiento de más importancia que puede otorgar el Estado a una persona por sus méritos en educación, ciencia, cultura, docencia o investigación ha recaído, entre otros, en Teresa Lizaranzu Perinat, ex directora general de Política e Industrias Culturales del Libro y, en su faceta personal, esposa de Álvaro Nadal, considerado por muchos como el ventrílocuo económico de la cúpula del Partido Popular.
Los ex altos cargos de Cultura en la era Wert son obsequiados con la Encomienda con Placa, al igual que lo fuese el escritor Gonzalo Torrente Ballester en 1980
La destacada Lizaranzu, quien tras salir de Cultura fue a caer en París como nueva embajadora delegada permanente ante la Unesco, es ahora obsequiada con esta condecoración al igual que lo fuesen en tiempos pasados grandes personalidades de las letras como el escritor Gonzalo Torrente Ballester, que recibió la Encomienda con Placa en 1980.
Pero Méndez de Vigo no solo se ha conformado con tenderle la mano a la diplomática madrileña, sino que también ha considerado oportuno reconocer los méritos contraídos por otros tres discípulos de la etapa Wert: Magí Castelltort, director de gabinete del exministro; José Ignacio Sánchez Pérez, director general de Evaluación y Cooperación Territorial y Ana Muñoz Merino, directora general de Deportes.
Todo queda en casa. Durante su mandato, antes de emprender su vuelo cacique a la capital del amor como embajador de la OCDE, Wert quiso premiar la labor de otros grandes antecesores como Esperanza Aguirre, a quien impuso la Gran Cruz -máximo grado en lo que a distinciones se refiere en la Orden de Alfonso X El Sabio- por su contribución al desarrollo de la educación. Hoy, es Méndez de Vigo quien ha querido hacer un guiño a Lizaranzu y compañía desde Alcalá, 34. Va la cosa de hacer ruido.