Hipercrítico con el afán pactista de su formación en su querida Andalucía, el ex coordinador de IU Julio Anguita pudo comprobar ayer que su teoría del sorpasso –superar a los socialistas desde la izquierda- se materializó en Grecia con Syriza. Y, aunque a diferencia de los izquierdistas helenos, Anguita sí es abiertamente crítico con la permanencia en el euro, al ya viejo dirigente comunista la política, cuya evolución sigue meticulosamente desde su domicilio cordobés, le apasiona, le hierve la sangre.
La semana pasada, el Califa puso de relieve su corazón rojo durante la presentación en varios puntos de Cataluña de su nuevo libro, Combates de este tiempo (ed. Páramo). Pero sugirió algo más. “Tengo los achaques propios de mis 70 años, que mal o bien llevados, son 70 años. Pero ante eso yo hago mi compromiso. En Sabadell, y para todos los que en España me pueden escuchar, asumo ser el referente de una operación política que intente cambiar el país”.
¿A qué se refería el hombre que condujo a IU a sus hasta ahora mayores cotas? ¿A ser la cabeza visible de un partido, un movimiento post 15-M, ambas cosas? “Quiero puntualizar porque ya tengo mucha experiencia. Ser referente no es ser como el baúl de la Piquer, estando todo el día de un pueblo a otro en viajes interminables para que te oiga la gente, me aplauda y me vuelva a mi casa para hacer lo mismo. En eso no soy referente”.
Entonces Anguita descartó la opción partidista. “Ya soy militante”. Y, sin despejar todavía el cuero, el Califa aparcó su enigmático reto y retomó su ideario contra los dos grandes partidos, contra los mercados, contra el cuento de que España vivió por encima de sus posibilidades y contra CiU: “Madrid tiene la culpa ... Catalunya oprimida, Catalunya pisada, es el cuento de nunca acabar. Se vuelve a repetir la historia de Cambó”.