Cuentan en Zarzuela que el Rey volverá este año a repetir las cortas vacaciones, apenas una semana o menos, con las que el año pasado sorprendió a los mallorquines. Se acabaron aquellos largos meses de agosto en Marivent, donde solía ocurrir de todo y no necesariamente bueno. Don Juan Carlos podría viajar a la isla el viernes 2 (el día 3 se entrega la Copa del Rey de Vela, toda una tradición del verano palmesano), para permanecer en ella hasta el viernes, a lo sumo, de la semana siguiente.
El Rey ha vuelto contento de su viaje a Marruecos, desplazamiento que tanto la Casa como el Gobierno han calificado, y enfatizado, como de “Estado”. Entre las muchas conjeturas que del mismo se han hecho tras las bambalinas, la más interesante es la que apunta a “un viaje para consumo interno” -consumo interno español, entiéndase-, en línea con el interés del jefe del Estado por recuperar imagen a marchas forzadas entre Juan Español, ello tras el desbarajuste que culminó en el accidente de caza de Botswana.
Viene esto a cuento de la insistencia con que el escaso círculo de amigos de don Juan Carlos viene hablando en privado sobre la posibilidad de que el Rey anuncie antes de fin de año una decisión histórica que no sería otra que la abdicación. Oficialmente tanto el Gobierno como la Casa del Rey, por no hablar de la “opinión publicada”, siguen rechazando de plano esa posibilidad, descarte que apuntalan precisamente con esa febril actividad que, a pesar de sus evidentes limitaciones físicas, el Rey quiere imprimir a su agenda para dar idea de que está al frente de los asuntos y aquí no ha pasado nada.
Aquel círculo de amigos, gente de su absoluta confianza, sin embargo, utilizan el mismo argumento pero en sentido contrario. La prisa del Rey por recuperar tono vital, activar agenda y hacer frente a sus compromisos como jefe del Estado se explicaría en función de esa “retirada” y justamente para hacerla posible. Esos amigos sugieren que agosto será un mes “clave” en la maduración de esa idea. Mes de reflexión. En el bien entendido de que la abdicación solo sería imaginable si se dieran una serie de circunstancias favorables, cosa que, hoy por hoy, parece difícil, y que abarca desde la solución judicial del 'caso Urdangarin', hasta la mejora de la situación política –'caso Bárcenas'- y la salida de la crisis, pasando por el delicadísimo tema del futuro de su relación con la “princesa” alemana de todos conocida.
“El Rey está solo, completamente solo”
Los “amigos” insisten en privado en que esa “opinión publicada” que descarta la abdicación desconoce el coste que en términos de confort personal, de calidad de vida (“El Rey está solo, completamente solo”), está pagando como consecuencia de los cambios operados en su entorno: el político –los escándalos que afectan a la Familia Real-; el físico –el acelerado deterioro de su chasis-, y el emocional –la ruptura con Corinna, aunque hay quien sostiene que la alemana sigue viajando a Madrid a hurtadillas-. Frase pronunciada por don Juan Carlos muy recientemente ante uno de los tres grandes banqueros del país: “¡Fulano, es que esto no es vida! ¡No me dejan hacer nada de lo que me gusta…!”
Tiempo de reflexión, pues, para un mes de agosto con cortas vacaciones mallorquinas. En Marivent, los reyes –la Reina sí pasará todo el mes en la isla- coincidirán apenas unos pocos días con el Príncipe y Letizia, que podrían estar en Palma entre el 2 y el 7 de agosto, ello obligado por el escaso apego de la Princesa a las vacaciones mallorquinas de la Familia Real y por la apretada agenda del príncipe Felipe: el día 14 viajará a Paraguay para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente, y a finales de agosto tendrá que encabezar la delegación española que asistirá en Buenos Aires a la elección de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 2020.
Don Juan Carlos seguirá en la isla el proceso de recuperación que lleva a cabo como consecuencia de la segunda intervención de cadera (“Ahora solo pienso en mí”), con el objetivo de poder abandonar cuanto antes las muletas que ahora necesita para caminar. Durante sus escasos días en Palma mantendrá, no obstante, algunos de los actos inevitables en sus vacaciones, como el almuerzo o cena ofrecido a las autoridades de la isla en el Palacio de La Almudaina, amén de las protocolarias audiencias al presidente del Govern, José Ramón Bauzá; al presidente del Parlament y al alcalde de Palma.