A finales del pasado mes el Rey tuvo que ir una vez más a liderar un sarao comercial, ofreciendo la mejor cara posible a la ‘marca España’. Acudieron presidentes y también altos directivos de empresas preferentemente de la construcción, aunque también del transporte y la energía como Isolux Corsán, CAF, OHL, Acciona, Indra, Navantia, Sacyr, Grupo San José, Gestamp, Roca, Talgo, Abengoa y Assignia.
Entre lo más granado, José Manuel Entrecanales, nuevo líder de la empresa familiar, aunque en este sentido hubo sus más y sus menos porque en teoría sólo era un viaje apto para presidentes y hubo que bajar algún peldaño.
Pero lo que molestó en la Casa Real fue la ausencia total, dolorosa, lacerante, de Inditex; sin duda el buque insignia empresarial de España, que no se dignó en mandar a nadie. El grupo textil es de lo poco que podemos presumir ahora mismo en este país, pero van tan sobrados y a la vez tan por libre, que no fueron. “Entendemos que no iba a venir Amancio, que no va nunca a nada; ni tampoco Isla, que estará a mil por hora, pero hombre, ni siquiera un directivillo…” decían fuentes cercanas a esa embajada comercial.
Inditex ya tiene presencia en India y no le habría costado mucho ir, ¿no? Lo malo es que, según cuentan las fuentes, cada vez cuesta más desplazar a primeros espadas de lo empresarial. “Antes merecía la pena porque si hacías la rosca al ministro de turno podía compensar en el futuro, pero como ahora no hay un duro en ningún ministerio…”, decían fuentes empresariales, con su puntín de mala milk.
Al final, como siempre, todo quedó en un aliño apañado por parte del monarca, cuyas llamativas declaraciones sobre las ganas de llorar en España sirvieron, al menos, para que hubiera algo de eco de aquel viaje. Ahora, la imagen de Juan Carlos I como mejor embajador de España se está quemando por momentos.