No es Mariano Rajoy el típico político que se pirra por aparecer en los programas de televisión, ni por exponerse a las preguntas de los periodistas. El presidente del Gobierno ha mantenido un perfil bajo con los medios de comunicación durante todo su mandato y ha visitado con cuentagotas las cadenas en abierto. Y, cuando lo ha hecho, no se ha saltado ni una línea del guion establecido y no ha ofrecido grandes titulares. Antes de las elecciones del pasado 20 de diciembre, Pablo Motos le propuso visitar El Hormiguero, al igual que a los candidatos del PSOE, Podemos y Ciudadanos, pero el político declinó la invitación ante las dudas que le generaba su participación en el formato. Hace unos días, y tras unas semanas de cortejo por parte del director general de Atresmedia Televisión, Javier Bardají, su equipo cambió de opinión y acordó una aparición en este espacio de entretenimiento en la recta final de la campaña. ¿Qué motivó el vuelco de esta situación?
Según ha podido saber este Buscón, hubo a finales de mayo una comida organizada Jorge Moragas y Bardají en la que participaron Pablo Motos y el productor ejecutivo de El Hormiguero, Jorge Salvador, y en la que los representantes de la compañía convencieron a los populares de que la aparición de Rajoy en este programa sería positiva para sus aspiraciones electorales, al igual que lo fue para Soraya Sáenz de Santamaría el pasado octubre. Entonces, la participación de la vicepresidenta se cerró en un almuerzo con su directora de gabinete, María González Pico, en el que ambas partes acordaron, entre otras cosas, que la vallisoletana bailara durante el programa.
Rajoy será el primer presidente del Gobierno que acudirá a 'El Hormiguero'
Entre los argumentos que emplearon Motos y Salvador para persuadir a los populares de que Rajoy asistiera a este talk show se encuentra el que es el programa más seguido de la televisión a diario, con una cuota de pantalla media del 15,6%. Durante 2016, ha registrado el minuto más visto del día en casi la mitad de sus ediciones y siempre que han acudido líderes políticos han obtenido resultados que superaban la audiencia habitual de este espacio. Sáenz de Santamaría logró un 16,5% en octubre, Albert Rivera, un 15,8% en junio y Pablo Iglesias, un 21,7%.
A este espacio -del gusto de Rajoy- se le puede considerar como 'blanco', puesto que está pensado para que políticos, actores nacionales e internacionales, futbolistas de renombre y personajes del colorín se luzcan ante el público, sin recibir golpes bajos por parte del entrevistador ni reproches de tertulianos agresivos. Algo fundamental para unos equipos de campaña que durante los días previos a las elecciones viven al borde del ataque histérico.
Tampoco hay que olvidar que su emisión tendrá lugar unos días después del debate a 4 bandas que mantendrá el presidente junto con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera el próximo lunes, lo que garantiza que cualquier fuego que se desate contra el PP en esa cita pueda ser apagado entre las preguntas amables de Motos y los chistes de sus hormigas de peluche.
Armisticio con La Sexta
En una campaña electoral en la que la televisión volverá a jugar un papel clave, en las empresas de la TDT tienen claro que la visita de Rajoy a El Hormiguero será uno de los actos que concitará una mayor atención. A un nivel similar que la entrevista que concedió el mandatario a Bertín Osborne antes del 20 de diciembre, en la que abandonó su discurso tecnócrata, se relajó y habló de novias, de gastronomía, de recuerdos y de la grandeza de España. Hasta jugó al futbolín.
Durante esas semanas, el presidente también templó gaitas con La Sexta, una cadena de Atresmedia a la que no había acudido durante toda la legislatura y una de las que acusó de perjudicar los intereses electorales del PP por su “martilleo” constante sobre los casos de corrupción que afectan al partido. En esa ocasión, salió airoso de una entrevista a la que le sometieron varios ciudadanos en el programa La Sexta Noche. En esta campaña, todas las miradas están puestas en su actuación en El Hormiguero, donde Soraya bailó, Pablo Iglesias tocó la guitarra y Pedro Sánchez jugó al baloncesto.
