Pablo Iglesias dedicará tiempo en su pódcast La Base, coproducido con el diario Público —propiedad del empresario Jaume Roures—, a verificar las informaciones de los medios conservadores, según ha sabido Vozpópuli. Lo cierto es que el exlíder de Podemos está dedicado casi en exclusiva a participar en tertulias de radio, escribir en prensa y preparar el lanzamiento de su último altavoz.
Aún no ha trascendido la fecha del lanzamiento del "puto pódcast", como él mismo le llama. En él, también se esforzará en darle la vuelta a los marcos comunicativos de la derecha política y mediática porque considera que difunde bulos difíciles de parar.
Iglesias abandonó la política activa tras el batacazo de la izquierda en las elecciones autonómicas del 4 de mayo en Madrid, en las que fue derrotado por la popular Isabel Díaz Ayuso. Y, desde entonces, el eterno referente morado se prodiga en medios para guiar la estrategia de Podemos.
El compañero Monedero
El exvicepresidente coincidirá en Público con su amigo y también fundador de Podemos Juan Carlos Monedero, quien presenta un programa de televisión estilo 'late' que mezcla ironía y argumentos para "reconstruir los asuntos más relevantes sobre política y el mundo", según el mismo canal. Eso sí, según ha sabido Vozpópuli, la producción correrá a cargo de la gente que rodea a Iglesias en los medios desde sus primeros coqueteos en la televisión.
Iglesias dice que los medios de comunicación son herramientas con las que hacer política. Quizá por eso, pese a haber abandonado sus cargos en el Gobierno y en el partido que fundó, no se puede decir que el exlíder de Podemos ha dejado la política. El exvicepresidente participa todos los lunes, y no por casualidad, en dos potentes tertulias radiofónicas.
El referente morado recurre ahora a los medios con otro fin. Pese a que el exjefe no dice a su sucesora al frente de la nave morada, Ione Belarra, lo que tiene que decir ni dirige la acción política del partido, lo cierto es que guía y consolida el discurso morado, porque ahora que no está pegado al maletín de ministro puede ir más allá a la hora de crear opinión.
