La comitiva oficial madrileña que acudió a Milán a ver el partido entre el Real y el Atlético regresó sin novedad después de traer al Bernabéu la copa para el club que preside Florentino Pérez. Al jefe del Madrid se le vio respirar aliviado, en las imágenes que repitió Antena 3, cuando Cristiano Ronaldo metió el penalti que le daba la victoria a los blancos. Algunas personas que estaban en el palco se quedaron perplejos ante la intensidad del abrazo que Florentino le dio a la primera persona que encontró a su derecha y que no era otra que Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid. Para el Rey, conocido atlético, tuvo un saludo más protocolario a sabiendas de que a su derecha tenía a una hincha blanca y a su izquierda a un enemigo rojiblanco.
Ni el Rey, ni Mariano Rajoy, ni Florentino acudieron en el descanso ni en la prórroga al comedor en el que la UEFA había preparado una cena para los asistentes VIP al partido. Prefirieron quedarse en el antepalco comentando el partido y la situación política del país. Una de las personas a las que se vio en esta zona reservada fue Jaime de Marichalar con uno de sus hijos. Muchos no entendían que fuera con una gabardina cuando hacía mucho calor y que llevara un pinganillo en la oreja para poder hablar por teléfono.
El protocolo hizo que Celia Mayer, concejala de Cultura, y Ángel Garrido, consejero de Presidencia y atlético hasta la médula, compartieran butaca de sufrimiento. Garrido junto a la presidenta Cifuentes aprovechó el fin de semana para promocionar la Comunidad de Madrid. El Gobierno regional desplazó un equipo con una ‘foodtruck’ que repartió aceitunas, vino y queso en la Plaza del Duomo. “Hemos vendido Madrid a todo el mundo, porque a la final de la Champions viene gente de todo el planeta”, dijo a este Buscón un miembro del equipo de Turismo.
La propia presidenta acudió junto a Florentino Pérez y un representante del Atlético de Madrid a escenificar que el fútbol también puede convertirse en un buen trampolín para promocionar Madrid y su región. Cifuentes estuvo paseando, y triunfando según los suyos, toda la mañana por la plaza y haciendo esfuerzos para que no se viera su madridismo militante. La alcaldesa se había declarado neutral y Mariano Rajoy, con rictus serio durante el encuentro, es blanco declarado pero no se le vio gesto especial de entusiasmo.