Gao Ping tiene nacionalidad china y vive en Madrid dedicado a sus negocios. Manuel Fernández Castiñeira reside en Galicia y está jubilado de su oficio de electricista. No se conocen personalmente, aunque sin duda ambos habrán oído hablar el uno del otro en los medios de comunicación. El primero fue detenido el pasado mes de octubre dentro de la Operación Emperador como presunto líder de una trama china que se dedicaba a blanquear decenas de millones de euros. Manuel supo lo que es sentir unas esposas de la Policía en sus muñecas unos meses antes: fue arrestado el 3 de julio acusado de ser el autor del robo del célebre Códice Calixtino de la Catedral de Santiago de Compostela. Ahora, y en la distancia, sus destinos parecen unirse.
El motivo: la abogada defensora de Castiñeiro ha aprovechado el resquicio legal que permitió Gao Ping recobrar la libertad provisional pese a las graves acusaciones que pesaban sobre él --haber pasado más de 72 horas detenido antes de que se dictase su ingreso en prisión-- para pedir que su defendido también pueda volver a pisar la calle. Según le cuentan a este Buscón desde el bufete que representa a este electricista gallego amigo de lo ajeno, él también superó ese límite horario, según las cuentas que hacen y que son las siguientes: Castiñeira fue detenido el 3 de julio a las nueve y diez de la mañana cuando se encontraba, precisamente, cerca de la Catedral de Santiago, el templo que había expoliado tantas veces. Poco después, fue llevado por los agentes a su domicilio para proceder al registro del mismo en presencia de un secretario del Juzgado. Eran las diez y media de la mañana y en el documento en el que se recogió esta diligencia el detenido aparece ya como "imputado" y no sólo como detenido, un detalle que su letrada considera 'clave'.
¿Por qué? Porque Castiñeira mantuvo esa condición de 'imputado' y, por tanto, de detenido judicial hasta que los agentes lo llevaron a los juzgados de la ciudad gallega. Fue el 6 de julio a las 11 horas, 18 minutos y 31 segundos, como quedó registrado en el vídeo en el que quedó registrada aquella primera declaración ante el juez. Es decir, el electricista del Códice Calixtino fue supuestamente puesto a disposición judicial 48 minutos y 31 segundos más tarde del límite de 72 horas que dispone la Constitución como máximo periodo de detención. Un periodo de tiempo que a algunos les puede parecer pequeño, pero que a la defensa del electricista le parece más que suficiente para pedir que su defendido abandone la prisión donde permanece recluido desde el verano. Al caso de Gao Ping y otra docena de presuntos implicados en la Operación Emperador le 'avalan', en su opinión.
Que lo consiga finalmente es otra cosa. El juez que instruye la causa ya ha dicho que él no ve la "detención ilegal" por ninguna parte y menos por esos 48 minutos y 31 segundos que alega la defensa, pero lo cierto es que la que algunos empiezan a llamar ya como 'doctrina Gao Ping' empieza a tener muchos adeptos entre los defensores de los 'malos'. No hace mucho y también en Galicia, uno de los detenidos en la Operación Pokemón contra la corrupción también consiguió recobrar la libertad provisional a espera de juicio por un error judicial similar. Para saber si el electricista del Código Calixtino lo consigue habrá aún que esperar. Este Buscón supone que ya le habrá puesto más de una vela al apostol Santiago para que sea así y que si no le ha mandado una carta de agradecimiento al empresario chino es porque no domina el mandarín.