“José Antonio Zarzalejos escribió ayer domingo su último artículo en 'La Vanguardia'. Los constitucionalistas-lectores del diario del conde de Godó nos vamos quedando sin contrapoderes frente al poder absoluto de las plumas que no apoyan pero acarician al independentismo, esos textos catalanistas que, por excesivos, recuerdan a los euskalerriakos que acabaron engrosando las filas del nacionalismo sabiniano. El áspero catalanismo de ', como el vibrante nacionalismo de 'Deia', recuerdan un poco a la pasividad y ceguera con que la prensa europea y sus políticos se enfrentaron, durante el periodo precedente a la Segunda Guerra Mundial, al auge silencioso del fascismo, del nazismo y del comunismo soviético”.
El texto entrecomillado pertenece a uno de los tonificantes “perritos” que con carácter aleatorio publica -divertimento puro con toques de genio, afán de épater le bourgeois y unas gotas de ambrosía- ese dandy tan culto como divertido que es Javier Ybarra, de los Ybarra de toda la vida, autor de aquel monumental mamotreto titulado 'Nosotros, los Ybarra', un prodigio de erudición convertido en libro de cabecera para todo aquel que quiera bucear en los orígenes de aquella burguesía industrial y financiera que a finales del XVIII fondeó en la rada de Neguri y alrededores. Según Ybarra, Zarzalejos no volverá a escribir en el rotativo del señor conde nunca más.
¿Qué ha pasado ahí?
Ayer tarde no parecía haber una explicación cabal, más allá del rumor de que ambas partes se han venido distanciando de forma paulatina en los últimos tiempos. Zarzalejos es uno de esos ricos pluriempleados del columnismo político con intereses en ambos mundos, en ambas trincheras de una profesión cuyos perfiles se han confundido hasta difuminarse entre lo que es periodismo, mejor dicho, entre lo que antaño era el periodismo puro, el de siempre, ese que consiste en contar lo que el poder no quiere que se sepa, y la pura comunicación/asesoramiento empresarial. Uno de los columnistas mejor pagados del país, cuyos comentarios podían leerse hasta ahora en la citada 'La Vanguardia' y en 'El Confidencial'.
En el diario del señor conde, José Antonio Zarzalejos ha venido relatando las idas y venidas de ese nacionalismo enloquecido que ha terminado como el rosario de la aurora tras la aplicación del 155. Siempre atemperado, siempre sutil, siempre nadando y guardando la ropa para no indisponerse con la línea ideológica de aquella “Vanguardia Española” que hace tiempo se echó al monte para apoyar al independentismo a calzón quitado. Zarzalejos era/es, por el contrario, mucho más duro y contundente en 'El Confidencial', más a gusto con la línea del lector tipo del digital, un páramo en el que el antiguo director de 'ABC' oficia de gran animador cultural y generador de ideas todos los lunes por la mañana.
En 'La Vanguardia' reconocen que el periodista ha comunicado que “tiene otra oferta de otro medio” y punto pelota. Ese medio es 'El Periódico de Catalunya', según ha sabido este Buscón. Un duro golpe que se vaya a su principal competidor.
'La Vanguardia', como gran parte de la prensa escrita, está metida de bruces en un programa de recortes tendente a aligerar la cuantía de una nómina incapaz de resistir el efecto combinado de la caída de los ingresos publicitarios y la venta de ejemplares. Un fenómeno común en toda la prensa escrita, al que muchos atribuyen también la relativamente reciente salida, censuras al margen, de una pluma tan brillante como la de Gregorio Morán.
Hace justamente un año, noviembre de 2016, Zarzalejos abandonó su participación en las tertulias de la Cadena SER (alrededor de 20 años como colaborador del programa 'Hoy por Hoy' de la benemérita Pepa Bueno) tras la demanda interpuesta por Juan Luis Cebrián (grupo Prisa) contra 'El Confidencial'. Más cornás da el hambre, que dijo el torero.