Evidentemente, la primera opción era fácil: “el español”, es decir, Mariano Rajoy. Ya dice el acervo popular que “un español es ese que pasa toda su vida aprendiendo inglés”.
Conocidas son sus clases aceleradas que comenzó al llegar al Gobierno, al igual que varios miembros de su gabinete u otros altos cargos. Pero parece que no le están cundiendo mucho, a pesar de que lleva ya más de dos años con ellas. Un eurodiputado malvado (¿tal vez de la misma formación?) me indicaba que “él y Renzi son el hazmerreír de los traductores de Bruselas. Hablan de pena, uno en versión española y el otro en italiana”.
Así, “Mariano intenta siempre reunirse con personal español y no fomenta en absoluto corrillos con sus colegas como detecte que va a tener que desenvolverse en inglés. Para eso ya está Luis de Guindos, que lo habla decentemente. Tampoco lo hace del todo mal Almunia, aunque con indisimulado acento local”.
O sea, poco jugo le puede sacar a conversaciones entre bastidores, que casi siempre son las mejores.
Pero no sólo es nuestro presidente quien se lleva las medallas al peor angloparlante. Sorprendentemente, el italiano Matteo Renzi también brilla por sus patadas al diccionario de la lengua de Shakespeare. Al parecer, Renzi no fue de Erasmus en su cercana juventud. En esos viajes de estudios se confraterniza con compañer@s de otras nacionalidades en distintos países (algunos malévolos le llaman ‘orgasmus’), por lo que, además, se aprendían idiomas. Pero Renzi no debe haber salido en exceso de Florencia hasta la fecha.
“Más de una vez he visto al personal de traducción hacer chistecitos con ellos dos”, dice nuestro eurodiputado, “pero también salir desesperados de alguna sesión plenaria en la que les ha tocado lidiar con alguno de los dos”.