No ha dejado que el tiempo corra. Ni le han achantado. Rajoy vuelve a Pontevedra este domingo próximo, apenas un par de semanas después de que el Ayuntamiento de la localidad le declarara 'persona non grata'. Es una visita con cierto morbo, y, de acuerdo con sus allegados, un paso que quería hacer cuanto antes. Durante la campaña electoral de las generales, un joven le propinó un puñetazo en el rostro en plena calle. Por cierto, que poco se ha vuelto a saber sobre aquel energúmeno que casi provoca un severo estropicio.
Rajoy ha querido regresar raudo a su casa, con los suyos, plantarle cara a un Ayuntamiento que, de acuerdo con un concejal pontevedrés, "es la quintaesencia del sectarismo"
Mera anécdota en comparación con la afrenta de la resolución de su municipio. Le hizo mucho más daño, como él mismo ha reconocido. Gente de su familia le sugirió que no merece la pena seguir en política, que tenía que pensar en dejarlo. Que ya es tiempo. No le conocen. Sólo las urnas le echarán del Gobierno. Y nadie le echará de su casa, de su tierra, les respondió. "Ni a Hitler ni a Stalin se les declaró persona non grata", argumentó el presidente del PP, lleno de ira. Cuentan que durante unos días anduvo fastidiado. Nuestra patria es nuestra infancia, escribió algún poeta y parte de la infancia y adolescencia de Rajoy transcurrió en Pontevedra. Allí arrancó su vida política y allí retorna en cuanto tiene un minuto, en verano, en navidad. Ha querido regresar raudo a su casa, con los suyos, plantarle cara a un Ayuntamiento que, de acuerdo con un concejal pontevedrés, "es la quintaesencia del sectarismo".
Una recepción con interrogantes
La asociación contra la celulosa, promotores del rechazo del Ayuntamiento a Rajoy, ha referido que recibirán al visitante como lo que es, "un presidente del Gobierno en funciones". Nada han dicho de que es un pontevedrés más, un gallego que ha hecho algo más por Galicia que la mayor parte de los dirigentes políticos que han surgido de esa tierra. No parece que se le vaya a recibir con pitos o con golpizas. Será una visita en la que primarán los afectos y las muestras de cariño, dicen en su ciudad.
Rajoy no ha querido evitar que la afrenta se pierda en el calendario. Pretende evidenciar que no les tiene miedo, que no se acoquina, que les planta cara, dicen los suyos. Que en su tierra le consideran 'persona sí grata', como decían pancartas de manifestantes ante el Consistorio. La decisión municipal, conformada por socialistas y Mareas junto al apoyo del Bloque, aprobó la polémica iniciativa que desató discusiones y hasta vergüenzas en gran parte de población gallega. El presidente del PP vuelve a su tierra para presidir la junta provincial de su partido, en un momento de particular interés. Es posible que las elecciones gallegas, previstas para el otoño, se adelanten, que se celebren antes del verano, incluso que coincidan con las generales, el 26 de junio, en el caso de que el bloqueo institucional fuerce el retorno a las urnas.