Tras un discurso de hora y veinticinco minutos, el presidente del Gobierno, que se estrenaba en el debate del estado de la nación como inquilino de la Moncloa, decidió irse precisamente allí a almorzar en familia en compañía de Viri.
Atrás quedaban los tiempos en que subía a su despacho de líder de la oposición para terminar de perfilar su intervención junto a Sáenz de Santamaría y Jorge Moragas, malcomiendo para dar cumplida respuesta al discurso presidencial. Eso le tocaba ahora a Rubalcaba, mientras él podía permitirse el lujo de ir camino a casa junto a su mujer, que asistió a la sesión de la mañana pero prefirió ausentarse por la tarde.
Su equipo titular, en cambio, continuó trabajando para un debate que se antojaba crucial para Rajoy, debilitado por la dura crisis económica pero, sobre todo, por las sospechas de corrupción que le salpican tras la publicación de los papeles apócrifos sobre la supuesta contabilidad b del partido. Son su guardia de coros, Sáenz de Santamaría, Jorge Moragas, Carmen Martínez Castro... que este lunes, a la hora del almuerzo, velaron armas por el líder.