Un fiasco de los que hacen época. Dijo él mismo que había pasado 20 años anotando cada día sus experiencias. El resultado de tan prolongada tormenta de ideas fueron 17.000 folios, ni más ni menos, que, más que unas memorias al uso o una vindicación interesada de su sinuosa carrera política, el propio autor definió, en un exceso de humildad muy propio, como un diario de la democracia. También ni más ni menos. Hablamos del expresidente del Congreso, José Bono, también expresidente de la Comunidad de Castilla-La Mancha. A finales de septiembre pasado presentó el primer tocho, perdón, el primer tomo de esas memorias, intituladas 'Les voy a contar'. Nada de contar mentiras.
El asunto, la nueva, la publicación de tales memorias de personaje tan peculiar e irrepetible causó no poca expectación. En la presentación de la obra el propio protagonista alentó de alguna forma, de muchas formas, esas expectativas, citando sus encontronazos con Alfonso Guerra, por ejemplo, o las tentaciones de Felipe González de asesinar a la cúpula de ETA, o las discrepancias con el "bobo solemne" a cuenta de la negociación del nuevo Estatuto catalán -lo que le llevaría a abandonar el Ministerio de Defensa-, o la escasa, por decir algo, identificación que siempre tuvo con un Alfredo Pérez Rubalcaba del que le separa la idea de que sea necesario cambiar la Constitución para dar acomodo a las aspiraciones del nacionalismo catalán. Una mosca cojonera este Bono para los mandamases socialistas, condición propia de quien se define a sí mismo como un socialista no convencional, un autónomo del socialismo patrio.
Hoy Guerra, González, Zapatero, Rubalcaba y alguno más deben de estar descojonados, con perdón, de risa, porque 'Les voy a contar' se ha convertido en un fracaso editorial de los que hacen época. Un fiasco de dimensiones apenas comparables con la facundia del personaje. Dicen en los mentideros madrileños que apenas se han vendido 15.000 ejemplares y que será muy difícil, por no decir imposible, que llegue a las 20.000 copias. El asunto no tendría excesiva importancia si el bueno de Bono no hubiera presumido, y su bolsillo agradecido, de haber firmado uno de esos "contratos del siglo" reservados para unos pocos elegidos de la pluma.
En efecto, el político firmó con la Editorial Planeta de José Manuel Lara un muy suculento contrato por importe de 800.000 euracos. El bueno de Lara, ahora muy malito, le entregó por adelantado un cheque de 200.000 a cuenta de las primeras 646 páginas. La pregunta, no exenta de malicia, que se hacen en el sector editorial es de este tenor: o Bono "benefició" grandemente en el pasado a Lara y sus negocios, o Lara y sus negocios se han pegado un tiro en sus partes con este "negocio". Por si fuera poco, quedan dos entregas más, con lo que el agujero para Planeta podría llegar a equipararse con el famoso de ozono. ¿Se convertirá 'Les voy a contar' en la primera y última entrega del afamado memorialista José Bono?
Por cierto, otro que tal baila: parece que las memorias de ese otro gran prohombre de las derechas patrias llamado José María Aznar caminan también muy malamente por las librerias, es decir, que no se venden un pimiento. La obra está también apadrinada por Planeta, que está demostrando un ojo de lince digno de rápida visita al oculista más cercano. Porque las de nuestro simpático Aznarín le han salido a Lara todavía más caras -más "favores" de por medio, más televisiones, claro está- que las de Bono. ¿Quién pagará el pato en Planeta?