Como comité de bienvenida a los primeros refugiados, las autoridades españolas prefirieron un comité de recepción de perfil bajo. Nada de ministros. Les recibió en el aeropuerto de Barajas el secretario de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior, Francisco Martínez, y la secretaria general de Inmigración y Emigración del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, Marina del Corral.
El primer grupo llegó desde Italia y las autoridades esperaban 19 personas. Pero para sorpresa de los organizadores, en el primer contingente de refugiados sólo llegaron 12. Fuentes que conocen la organización de estos viajes indicaron que 7 se arrepintieron cuando estaban prácticamente en el avión.
No quisieron viajar a España. Quieren ir a Alemania y el estatuto del refugiado impide llevarlos a un país donde no quieren ir. Deben poner en un documento el nombre de la nación a la que quieren dirigirse y España parece que no está entre las elegidas.
Por otra parte, gobiernos regionales, ayuntamientos y algunas de las ONG que se van a encargar del recibimiento y acogida de estos grupos se quejan en privado de la falta de información sobre la crisis. Afirman que carecen de datos y no se les informa de la evolución de una crisis que va empeorar con la llegada del invierno.
El Gobierno creó una Comisión Interministerial encabezada por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría (con los ministerios de Interior, Educación y Empleo) para coordinar el trabajo de la llegada de estas personas.
Incluso se dotó de 200 millones en los Presupuestos del Estado para hacer frente a este contingente de más de diez mil personas que está previsto que lleguen a Madrid. “Pero los refugiados no quieren venir a España porque conocen que es un país en crisis en el que creen que no progresarán”, le dijo a este Buscón uno de los miembros del comité de recepción.