Hasta ese momento el moderador, y nuevo presidente de la Fundación Independiente, Aldo Olcese, llevaba bien controlado el coloquio posterior a la conferencia que el director del CNI, Félix Sanz Roldán, había pronunciado en el Club Financiero Génova.
La charla del director había sido agradable, amena, interesante y la parroquia estaba rendida y entregada al jefe de los espías españoles.
Uno de los aspectos más emotivos fue cuando el director agradeció el apoyo que había logrado su organismo para luchar contra ETA: un total de 16.000 personas, dijo, habían ayudado discretamente al Estado a luchar contra el terrorismo de ETA.
El General supo salir sin muchos reproches de las insistentes reclamaciones sobre las razones del fracaso del CNI en Cataluña.
Las preguntas de los asistentes habían sido hasta entonces preguntas y no mítines, algo con los que algunos de los presentes suelen regalar a una audiencia que no ha venido a escucharles a ellos sino al conferenciante.
Agradeció al general ser como es y hacer lo que hace. Este, con una rapidez y precisión excelente, le dio el consejo debido.
Intervino el empresario Juan Miguel Villar Mir, que agradeció al general “ser como es” y “hacer lo que hace” y ensalzó el “infinito sentido de servicio del Centro de Información español”.
El empresario relató que en una ocasión su empresa estaba pensando en una inversión “importante y difícil” en un país centroamericano y le consultó al general. “Y el general, con una rapidez y precisión excelente”, -dijo- le dio “el consejo debido y que era el mejor”.
Villar Mir consideró que ese hecho demuestra que el CNI no sólo ayuda al presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, y al conjunto de los españoles, “sino a cada español prácticamente que pueda necesitarlo”.
Para rematar el empresario señaló que “en algún contacto y conversación con personas de su entorno (del CNI) había comprobado que el equipo era amable, atento y servicial”.
Tras estas palabras el moderador prefirió finalizar el acto que hasta ese momento se había desarrollado sin mítines ni cuestiones personales.