La evolución de una economía pequeña como Cataluña, habitada por 7,5 millones de personas con un PIB per cápita de 32.121 euros en 2018, depende en buena medida de su capacidad para exportar bienes y servicios y ser un destino preferente de los turistas internacionales y nacionales. Como las economías exportadoras son también economías importadoras, resulta indispensable conocer la evolución de las exportaciones e importaciones para estimar el impacto neto de la demanda exterior (exportaciones totales menos importaciones totales) sobre el PIB. Para valorar la situación actual de la economía catalana, es precios examinar los intercambios de bienes y servicios con el extranjero o resto del mundo (RdM), los intercambios de bienes y servicios con el resto de España (RdE) y los flujos turísticos. Como el tema es bastante amplio y algo intrincado, esta columna y la próxima están dedicadas a examinar el papel de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios no turísticos con el RdM y con el RdE, y he dejado para un futuro próximo el análisis de los flujos turísticos que arrojan un saldo muy positivo para la economía catalana.
Exportaciones e importaciones y saldo con el extranjero
Para hacernos una primera idea de la importancia de las exportaciones en la economía catalana, vamos a mirar primero a las cifras anuales de las Cuentas económicas anuales de Cataluña. En 2018, último año disponible, Cataluña exportó 92.580 millones de bienes y servicios al RdM de los que 78.397 millones corresponden a bienes y servicios no turísticos y 14.183 millones a consumo de los extranjeros en Cataluña. La participación de las exportaciones al RdM y del consumo de no residentes del RdM sobre el PIB, estimado en 242.313 millones en 2018, suponen 32,44 y 5,94 por ciento, respectivamente. La magnitud de estas cifras pone de manifiesto la gran importancia de las exportaciones al RdM y del turismo como impulsores de la demanda y de la producción de Cataluña.
Ahora bien, la demanda neta del RdM a la economía catalana es la diferencia entre las exportaciones al RdM y las importaciones del RDM. En 2018, Cataluña importó 78.743 millones de bienes y servicios del RdM de los que 74.562 fueron bienes y servicios y 3.609 millones por el consumo de los residentes en el extranjero. En consecuencia, el saldo exterior de bienes y servicios de Cataluña con el RdM fue 13.837 millones, la suma de 4.035 millones correspondientes al superávit de la balanza de bienes y servicios no turísticos, y 12.574 millones, el superávit de la balanza turística. Observe el lector que el superávit de la balanza turística y por tanto su aportación al PIB de los servicios turísticos triplica el superávit de la balanza de bienes y servicios no turísticos. No ninguna duda de la importancia del turismo para Cataluña y, por ello, le dedicaremos una futura columna.
Exportaciones e importaciones y saldo con el RdE
A fin de hacernos una primera idea de la importancia de las exportaciones y de la aportación del sector exterior al crecimiento de la economía catalana, hay que tomar también en consideración los intercambios de bienes y servicios con el RdE. Desafortunadamente, el IDESCAT no publica las cifras de exportaciones e importaciones entre Cataluña y el RdE en las Cuentas anuales, aunque es posible inferir el saldo de dichos intercambios por diferencia entre el saldo exterior y el saldo con el RdM. En 2018, el saldo exterior de bienes y servicios (incluidos los servicios turísticos) fue, como se ha indicado 13.837 millones, pero el saldo exterior total fue de 29.535 millones.
La diferencia entre ambas cifras corresponde al superávit en los intercambios de Cataluña con el RdE: 15.698 millones (=29.535-13.837), una cifra equivalente al 6,48% del PIB de Cataluña. Esta cifra supera holgadamente el superávit total de Cataluña con el RdM (13.837 millones) y es 4 veces mayor que el superávit de la balanza de bienes y servicios no turísticos de Cataluña con el RdM (4.035 millones). Pero no queda ahí el asunto. Entre 2000 y 2018, el superávit exterior de Cataluña con el RdE llegó a alcanzar el 12,6% del PIB y el promedio se situó en 7,86 % del PIB. A la vista de estas cifras, a nadie le sorprenderá que los dirigentes de la Generalitat eviten aludir a esta circunstancia, aunque pueden estar convencidos que lo habrían calificado de ‘expolio’ insoportable, en caso de que tales superávits hubieran resultado favorables al RdE.
Para cuantificar con más precisión la importancia del mercado del RdE en la economía catalana, vamos a emplear las cifras de exportaciones e importaciones de bienes y servicios no turísticos que figuran en las tablas de origen y destino del marco input-output elaboradas por IDESCAT. El Cuadro incluye el valor de las exportaciones e importaciones desglosadas entre el RdE y el RdM y nos permite calcular los saldos de los intercambios de Cataluña con ambas regiones, así como su porcentaje sobre el PIB. El primer hecho que podemos constatar es que Cataluña todavía exportaba más al RdE que al RdM en la primera década del siglo XXI y que aunque esta situación se invirtió en la segunda década del siglo XXI, las exportaciones al RdE suponen todavía 48,28 y 44,04 por ciento de las exportaciones totales en 2011 y 2014. La importancia de las exportaciones de Cataluña al RdE resulta todavía más llamativa, cuando se tiene en cuenta que el PIB del RdM es aproximadamente 99 veces el del RdE. En otras palabras, casi el 45% de las exportaciones catalanas tienen como destino el RdE, un territorio que produce el 1,31 % del PIB mundial, en tanto que el 55% de las exportaciones van al RdM, un territorio que produce el 98,36 % del PIB mundial.
Exportaciones e importaciones de bienes y servicios con el RdE y el RdM
(En millones de euros)
Nota: RdeE indica resto de España y RdM indica extranjero o resto del mundo.
La segunda observación importante que podemos extraer del Cuadro es que los intercambios de Cataluña con el RdM eran todavía deficitarios en los primeros años de la década del siglo XXI, alcanzando dicho déficit la imponente cifra de 6,02 % del PIB en 2004. En contraste, Cataluña presentaba un superávit en sus intercambios con el RdE superior al 10 e incluso el 11 por ciento del PIB de Cataluña en 2001 y 2004. En la segunda década del siglo XXI, el saldo de los intercambios de Cataluña con el resto del mundo mejoró considerablemente, pero todavía el superávit con el RdE en 2014, 6,67 %, era mayor que superávit con el RdM, 5,97% en 2014.
Las dos observaciones que acabamos de extraer del Cuadro 1 permiten llegar a una conclusión que hace saltar en pedazos la extendidas creencia de que Cataluña ha sido explotada por el RdE, cuando la realidad es que Cataluña ha registrado importantes y continuados superávits en sus intercambios comerciales con el RdE que han propulsado su economía y han aumentado el bienestar de los catalanes. Y si esta dependencia del RdE que ha favorecido el desarrollo económico de Cataluña es todavía tan intensa a comienzos del siglo XXI, resulta fácil imaginar cuán más debió serlo en los siglos XIX y XX, cuando el transporte internacional de mercancías era lento y costoso; cuando casi todos los Estados, como España, defendían a los productores catalanes de la competencia exterior imponiendo elevados aranceles a las importaciones, exigiendo licencias administrativas para importar y sometiendo a minuciosos controles las importaciones en los pasos fronterizos, y cuando existían controles muy estrictos en los mercados de cambios de divisas que dificultaban las importaciones del extranjero.
La entrada en la CEE en 1986, la implantación del Mercado Único en 1993 y la implantación del euro en 1999, hechos todos ellos muy recientes, han cambiado el panorama radicalmente, tanto para Cataluña como para el RdE, pero sólo los ignorantes y los cínicos malintencionados pueden ignorar el papel primordial que el mercado del RdE ha jugado en el crecimiento de la economía catalana, no sólo en los siglos XIX y la mayoría del siglo XX, cuando el RdE era su casi el único mercado para sus manufacturas y productos industriales, sino incluso a comienzos del siglo XXI. Que el 45% de las exportaciones de Cataluña tengan como destino un mercado, el RdE, que supone 1,31% del PIB mundial y el 55% vayan al extranjero, un mercado que supone 98,36% del PIB mundial, deja en evidencia la enorme importancia del ‘mercado nacional’, una expresión, por cierto, acuñada por el historiador Fontana antes de su conversión al independentismo.