En la última reunión del jueves 23 del Consejo Europeo (Jefes de Estado y de Gobierno de la UE) se tomaron dos decisiones muy relevantes para la recuperación económica tras la pandemia:
Lo que llamamos segunda ronda: ratificar el anterior acuerdo del Eurogrupo del día 16 sobre los 540.000 millones: 240.000 para el MEDE, 100.000 para el SURE y 200.000 para el BEI. Hemos descrito el alcance de estas medidas en artículos anteriores. Estas medidas se pondrán en marcha ya, a partir de 1 de junio de 2020, y se aplicarán durante los siguientes meses.
La tercera ronda: encomendar a la Comisión Europea el diseño de un Fondo de Recuperación Europeo tras la pandemia, integrado en el Presupuesto de la UE 2021-2027. Estas medidas se pondrán en marcha a partir de 1 de enero de 2021 y se aplicarán a lo largo del período 2021-2027.
Obviamente, la primera ronda de medidas fue la implementada por el Banco Central Europeo con carácter inmediato a la pandemia, al aprobar un programa extraordinario de compra de deuda pública y privada por importe de 750.000 millones. Esto fue vital para evitar que se disparasen los tipos de interés de la deuda pública de España e Italia.
Estas medidas de la UE se añaden a las que España está tomando a nivel de país: 1. Incremento del gasto sanitario en lo que haga falta; 2. Ayudas a trabajadores y empresas a través de los ERTEs (3,9 millones de trabajadores afectados) ; 3. Ayudas a Autónomos (920.000 personas); 4. Ayudas a empresas con avales sobre préstamos bancarios (hasta 100.000 millones); 5. Ingreso Mínimo Vital: un millón de perceptores y tres millones de beneficiarios (tema pendiente y discutido); 6. Aplazamientos de pagos tributarios y de SS; 7. Aplazamientos para familias vulnerables en cuotas hipotecarias, alquileres y suministros básicos.
Tenemos varias observaciones al respecto:
La discusión sobre los coronabonos
Italia, España y, en menor medida, Francia, han dedicado varias semanas a crear en la UE un clima favorable a la emisión de coronabonos (ó eurobonos = deuda mutualizada). Defendían que, ante una crisis global, no provocada por el despilfarro sureño, la respuesta de la UE debía ser mutua. A tal efecto, la UE debería captar dinero emitiendo bonos en el mercado a largo plazo, garantizados por los Estados, a bajísimo tipo de interés fijo (pues estos bonos tendrían la solvencia de Alemania). El dinero así captado se repartiría entre los países necesitados en forma de préstamos internos, también a largo plazo y bajísimo interés fijo. Los países devolverían estos importes emitiendo deuda nacional dentro de 10 o 15 años, en un escenario más favorable. Así se evita tener que emitir más deuda pública nacional, a tipos inciertos.
Los patrocinadores de la idea no han tenido éxito y el tema de los coronabonos ha quedado aparcado. A los países del norte no les gustan los coronabonos porque, llegado su vencimiento, si los sureños no pueden pagar su deuda interna con la UE, serían los norteños los responsables frente a los bonistas. Y esto es una donación (a favor de gente que no lleva bien sus cuentas).
Sin embargo, el rechazo a los coronabonos es relativo pues las emisiones que tendrán que hacer el MEDE y el SURE, además de las que tendrá que hacer el Fondo de Recuperación Eurropeo, serán auténticos eurobonos. Y esto se va a admitir.
El tema de la deuda perpetua
Una idea algo peregrina que ha patrocinado España supone una vuelta de tuerca sobre los eurobonos: es la Deuda Perpetua. La UE emitiría (1,5 billones?) bonos perpetuos. Estos bonos no se amortizan nunca y sólo exigen el pago de los intereses. Este pago se haría con cargo al Presupuesto de la UE. El propio George Soros ha defendido esta idea y ha propuesto un 0,5% de interés. La UE repartiría el dinero entre los países y éstos no tendrían que pagar nada. Sería una auténtica donación.
Nosotros no podemos imaginar a ningún inversor dispuesto a comprar unos bonos así. Al 0,5% de Soros un prestamista tardaría 200 años en recuperar el capital invertido (olvidemos la inflación). Por otro lado, en el mercado secundario, esos bonos no valdrían casi nada y cualquier inversor debería computar como pérdida esa diferencia. Históricamente, ha habido emisiones de deuda perpetua, pero a un tipo de interés atractivo (que, además, debería ser variable). En tal caso, el pago de intereses con cargo al Presupuesto de la UE tiene un sabor más amargo para los países del Norte.
Que debe hacer España en relación con los 540.000 millones
España e Italia están manifestando reticencias en acudir a las ayudas del MEDE y del SURE. Dicen que es intolerable que nos pongan condiciones para acogernos a estas ayudas.
No podemos entender esto. El MEDE puede suministrarnos 24.000 millones, a bajísimo interés y a 10 años o más. Y no hay ninguna condicionalidad en las ayudas del MEDE si van destinadas a pagar gastos directa o indirectamente relacionados con la pandemia. Hemos valorado en 15.000 millones el aumento del gasto sanitario y seguramente nos quedamos cortos. Respecto al SURE, puede suministrarnos, en condiciones análogas, unos 20.000 millones para pagar los ERTEs, sin condicionalidad. No está nada mal. Son 44.000 millones de menos deuda pública, a restar de los 100.000 millones que tendremos que emitir este año. ¿Cómo podemos estar a favor de los eurobonos y estar en contra de esto?
Todo parece obedecer a un postureo político (mayor en Italia que en España), totalmente inapropiado en estos momentos de emergencia. No se juega con las cosas de comer.
En que consiste el fondo de recuperación europeo
La Comisión Europea (Ursula y su equipo) ha sido mandatada por el Consejo para diseñar un Fondo de Recuperación Europeo tras la pandemia (lo llamaremos FRE) integrado dentro del Presupuesto comunitario 2021-2027. Por ahora hay pocos detalles. La Comisión se reúne el próximo 6 de mayo. Pero podemos avanzar algo:
- Cuantía del FRE. Por lo que han dejado traslucir Ursula y Angela Merkel, la cuantía que el FRE podría movilizar se situaría entre 1 y 1,5 billones de euros. Es una cifra. Hay que tener en cuenta que esta cuantía se refiere al período 2021-2027, de modo que el FRE se irá nutriendo y aplicando a lo largo de 7 años.
- Aportaciones de los Estados al Presupuesto UE. Está aceptado un fuerte incremento de estas aportaciones. Actualmente, los Estados aportan en torno al 1% de su PIB (España, 11.000 millones en 2020). Al menos en los 3 primeros años (2021-2023) estas aportaciones se situarán en torno al 2% del PIB: para España esto supone unos 22.000 millones; para Alemania, 60.000 millones. Aquí estamos ya en el terreno de las donaciones.
- Financiación del FRE. Además del dinero recaudado por las aportaciones de los Estados al Presupuesto, está previsto que la UE emita bonos en el mercado (320.000 millones?). Son bonos a largo plazo, garantizados por los Estados y a bajísimo interés. Auténticos eurobonos.
- Destino del FRE. Los fondos así obtenidos se destinarán a los países necesitados para que lo inviertan en sanidad, turismo, infraestructuras, re-equipamiento industrial, digitalización y cambio climático. En parte serán préstamos a los Estados. En parte serán préstamos o avales sobre préstamos a empresas. En parte serán subvenciones (donaciones) a los Estados.
- ¿Qué parte adoptará la forma de préstamos y qué parte la forma de subvenciones? Está por decidir. Si por Holanda fuese todo serían préstamos; si por Italia fuese, todo serían donaciones. Pensamos que el porcentaje de donaciones será bastante menos del 50%.
- La condicionalidad: un falso problema
En este contexto, la reticencia ante la condicionalidad es ridícula. ¿Cómo podemos pensar que la UE nos va a prestar miles de millones a tipo cero y a largo plazo sin interesarse en qué y cómo nos vamos a gastar el dinero? Si a vencimiento nosotros no pagamos, ellos (Alemania y los otros) deberán pagar al mercado. Y esto es todavía más evidente si se trata de donaciones. ¿Cómo podemos pensar que nos van a regalar el dinero sin mirar lo que hacemos?
Es natural que Bruselas ponga condiciones en el destino del FRE. Y a ningún Gobierno decente (y a ninguna empresa decente) debería preocuparle mostrar sus cuentas, explicar en qué y cómo gasta el dinero recibido, cómo controla sus gastos, como apura sus ingresos... en fin cómo es de verdad un prudente administrador. El Gobierno español tiene pendiente de aprobar esta asignatura. Y el examen es ahora mismo.