La Comunidad Autónoma de Cataluña representa el 6% de la superficie de España, el 16% de su población y en torno al 15% de las inversiones de la Administración central del Estado. En el período 2005-2014, Cataluña recibió 23.374 millones de euros de inversiones procedentes de la Administración central. Andalucía recibió 24.676, Madrid 15.027 y Valencia 12.483. No parece, pues, que las inversiones públicas en Cataluña sean escasas. Veamos algunas de sus características:
Las inversiones del Estado español en Cataluña son ligeramente inferiores a la proporción del PIB (entre el 1 y el 2 % menos, como corresponde a una región más desarrollada, especializada en la venta de mercancías al resto de España) y son, naturalmente, muy superiores a la proporción catalana del territorio y semejantes a la proporción de la población de España (ver la Figura 1).
Figura 1. Inversiones públicas en Cataluña
Inversión pública en Cataluña incluida en los presupuestos generales de la Administración central del Estado, en % del total de España
Las inversiones del Estado en Cataluña superan ampliamente las que hace en otras CC.AA. comparables como son Madrid y Andalucía.
La Generalitat gasta en infraestructuras el 0,40% de su presupuesto, mientras que las restantes CC.AA. invierten una media del 1,68 %, y Madrid invierte el 1,95%.
Figura 2. Distribución de la inversión en obra pública entre el gobierno central y el gobierno autonómico en Cataluña y en Madrid
Frente a esta realidad de las inversiones públicas en Cataluña, los separatistas se revuelven con tergiversaciones al estilo de las que hacen sobre las balanzas fiscales o sobre las inversiones extranjeras. En catalán, esto se dice embolica que fa fort. En el caso de las inversiones públicas la monserga independentista gira sobre una supuesta vocación no inversora de España en Cataluña.
A esto añaden los separatistas el mantra del corredor mediterráneo y la tabarra de los peajes. Salvo el de la AP-7, los peajes de las autopistas de Cataluña son administrados por la Generalitat de Cataluña. Por otra parte, para evitar los peajes explícitos, durante décadas se concedieron peajes sombra y se extendieron las inversiones subrogadas y el arriendo por la Generalitat de las instalaciones así construidas, como es el caso de la monumental red de cuarteles de los Mossos de Esquadra. Por el contrario, los barracones escolares son una de las construcciones más frecuentes y duraderas de la Generalitat.
Siguiendo la técnica del calamar, los separatistas achacan al gobierno de España lo que hace el gobierno de la Generalitat: no invertir. La Figura 2 muestra el esfuerzo inversor respectivo del gobierno central y del autonómico en Cataluña y en Madrid. Por ello, “Si en los últimos seis años, el gobierno catalán hubiera invertido en infraestructuras en la misma proporción que el resto de los gobiernos autonómicos de España, hubiera destinado a este fin 1.971 millones de euros, en lugar de los 773 millones realmente gastados. […] La falta de inversiones del gobierno autonómico catalán en infraestructuras constituye un notable perjuicio para la economía catalana y un lastre para su competitividad.”
Conclusiones
Las inversiones públicas de la administración central del Estado en Cataluña superan en mucho las inversiones que reciben otras Comunidades Autónomas, y singularmente Madrid.
El déficit inversor de la Generalitat es clamoroso. Es una muestra de sus prioridades: la confrontación con Madrit y entre catalanes.
