A pocas semanas de que se celebre la quinta asamblea general de Ciudadanos, en la que se elegirá al sucesor de Albert Rivera, la formación naranja atraviesa un momento de gran agitación. La propuesta de Inés Arrimadas de forjar una alianza electoral con el Partido Popular en Cataluña, Galicia, y el País Vasco, ha generado incomodidad en algunos cuadros y dirigentes de Cs, que recelan de un plan que podría diluir su perfil centrista y ubicarlos definitivamente en el bloque de la derecha. A ello se le añade la pujanza adquirida en los últimos tiempos por el sector crítico, representado en la plataforma Ciudadanos eres tú. Sus integrantes, encabezados por el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, lamentan la falta de democracia interna del partido y exigen cambiar sus estatutos.
Además de las protestas internas por el pacto con el PP —bautizado por Arrimadas como Mejor Unidos— estos días se ha podido leer en la prensa una miríada de artículos valorando los pros y los contras de tal alianza. Sin embargo, la voz de los fundadores de Ciudadanos apenas ha acaparado protagonismo en el debate. Este diario se ha puesto en contacto con tres de ellos —Francesc de Carreras, Teresa Giménez Barbat y Xavier Pericay— para averiguar sus impresiones sobre la coalición con los populares, así como sobre las posibles carencias democráticas de la formación.
Mejor pactos después de las elecciones
En lo referente a fusión electoral, Francesc de Carreras, catedrático emérito de Derecho Constitucional, lo tiene claro: “Las coaliciones electorales ocasionales tienen poco sentido”. “Otra cosa”, matiza, “son los acuerdos posteriores a una elecciones sobre un programa. Si Mejor Unidos es Cs más PP, creo que es una mala idea: otra vez Cs se sale del centro y quiere encabezar la derecha”. Y ante ese escenario, pondera, “es mejor votar a la derecha acreditada, es decir, al PP, o abstenerse”.
Diametralmente opuesto es el parecer de otra de las firmantes del manifiesto fundacional: Teresa Giménez Barbat. La ex diputada del Parlamento Europeo explica que los “partidos constitucionalistas lo tienen complicado en las autonomías donde han gobernado los nacionalistas, que se han encargado de abducir a una gran parte de la población a base de adoctrinamiento en medios de comunicación y centros de enseñanza, y de beneficios discriminadamente repartidos”. Así las cosas, a Barbat se le antoja de “sentido común” ir junto al PP en el País Vasco y Galicia. “Seguramente, no hay más opción que hacerlo también en Cataluña, aunque es sangrante para Ciudadanos por todo lo que han sido en mi comunidad y han dejado estropear”, reflexiona.
Momento inoportuno
Xavier Pericay, por su parte, valora de manera ambivalente la iniciativa de Arrimadas. Según él, la propuesta “sería buena si reforzara las opciones del constitucionalismo en Cataluña, y, de momento, las encuestas que disponibles dicen más bien lo contrario o, como mucho, que todo quedaría igual”. En cambio, “sería mala si sirviera tan sólo para reforzar la percepción de que Cs es un partido cada vez más alejado del centro”. Por lo demás, Pericay no entiende que una decisión de tanto calado la tome una Comisión Gestora en vísperas de una Asamblea Extraordinaria.
Por lo que respecta a la salud democrática del partido, De Carreras juzga que éste tiene mucho que mejorar, pero extiende el problema al resto de formaciones políticas: “En España ningún partido puede dar ejemplo de democracia, tampoco Cs. Los partidos cada vez son más autocráticos. Es uno de los problemas más graves de la democracia española”.
Ciudadanos, partido “cesarista”
Más rotunda se muestra Giménez Barbat, que tilda a Ciudadanos de partido “cesarista” por cuanto “da el poder absoluto a su presidente”. Barbat dictamina que, tras los pésimos resultados electorales del pasado 10 noviembre, los naranjas se encuentran en una especie de “coma inducido”. “Si la nueva presidencia y la nueva Ejecutiva”, advierte, “siguen disfrutando de una capacidad de fumigación tal que obliga al resto de sus miembros al servilismo intolerable de estos años, seguiremos viendo la huida de todo político con ideas y valía”. A su juicio, existe un termino medio entre permitir baronías y delegaciones “tipo PSC” y el estilo que ha conducido a Cs al fracaso. “Con voluntad e integrando a los discrepantes, habría un camino”, aclara.
Por último, Xavier Pericay también estima que el diálogo en Cs dista de ser idóneo. Según el escritor, esta situación, que ya se evidenciaba en los últimos meses de presidencia de Albert Rivera, no ha hecho más que agudizarse durante el interregno de la gestora. “Sobre este punto, no ha habido ni voluntad de facilitar un debate interno ni, por supuesto, propósito alguno de enmienda. Sólo una obsesión por parte de quienes dirigen ahora Ciudadanos: que no se les vaya el control del partido de las manos”, asevera.