ERC quiere elecciones autonómicas en Cataluña cuanto antes, mejor. Los republicanos ya no esconden que quieren ir ya a las urnas de forma inmediata porque nunca han tenido tan cerca hacerse con la presidencia de la Generalitat. Los buenos augurios que le otorgan las últimas encuestas han puesto en marcha la maquinaria electoral en la formación que ya solo está pendiente de que Torra disuelva el Parlament y convoque los comicios anticipados. El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, ya lo ha dejado claro en una entrevista concedida al programa radiofónico Hoy por Hoy de la Cadena Ser cuando se ha mostrado partidario de “no alargar en exceso la legislatura. Es lo razonable”.
En principio, Quim Torra prevé convocar las elecciones autonómicas en cuanto se aprueben los presupuestos de la Generalitat -que ya cuentan con los apoyos suficientes para prosperar- lo que situaría la fecha de los comicios en otoño. Algunos sectores del independentismo más próximos a Junts per Cataluña preferirían posponer las autonómicas hasta la primavera del próximo año, con la intención de ganar tiempo para darle un vuelco a las tendencias poco halagüeñas para sus intereses que marcan los sondeos más recientes. Pero Aragonès está por no esperar. “Las urnas no nos dan miedo. Estamos preparados”, ha confirmado ante los micrófonos tras sentenciar que el actual Govern “necesita un reset”.
Lo que no está tan claro es que sea el propio Aragonès el que lidere las listas de ERC y se convierta en el presidenciable de la formación. Los republicanos todavía confían en situar en el número 1 al inhabilitado Oriol Junqueras. Entre otras razones, además de por la puramente propagandística, porque la figura de Aragonès todavía está verde. Es cierto que la imagen del vicepresidente ha ido ganando peso en los últimos meses, pero todavía no ha logrado consolidar un liderazgo fuerte ni con garantías de despertar el tirón electoral imprescindible para desbandar a JxCat.
Junqueras considera a Aragonès un buen candidato
La prueba es que el propio candidato a presidenciable ha revelado que ERC "va a defender que Oriol Junqueras sea el candidato. Si esto no es posible, si no resulta viable recuperar el escaño y la inmunidad de Junqueras, los militantes ERC elegirán a su cabeza de lista". Y el que está primero en la línea de salida es el mismo Aragonès. “Junqueras se ha manifestado diciendo que yo sería un buen candidato, pero la decisión será colectiva", ha aseverado Pere Aragonès.
La decisión no está tomada pero casi. El retorno de Junqueras parece una utopía pero podría resultar determinante. Porque los republicanos no se fían. Temen, y tienen antecedentes suficientes como para hacerlo, que los exconvergentes vuelvan a jugar la carta Puigdemont y lo coronen como legítimo aspirante a reconquistar la Generalitat. En el último duelo entre los dos mártires del procés (las elecciones europeas del año pasado) la lista que encabezaba el huido Puigdemont fue más votada en Cataluña que la que lideraba el condenado por sedición Junqueras. Y la repetición del resultado en unas autonómicas es un fantasma del que nos republicanos no acaban de reponerse.
Aunque esta vez, y a diferencia de hace un año, los últimos sondeos dan a ERC una amplia ventaja en cuanto a expectativas electorales y un mullido colchón de votos que se antoja como suficiente para resistir hasta un eventual retorno de Puigdemont en el último segundo. Sirva como ejemplo la encuesta de Gad3 publicada hace unos días por La Vanguardia y que otorga 37 diputados a ERC y 31 diputados a JxCat. Una diferencia de seis diputados parece, a priori, concluyente.
Si se presenta Puigdemont, se juega la inmunidad
No debe olvidarse tampoco que JxCat no las tiene todas consigo al postular a Puigdemont como candidato a la Generalitat. El expresidente fugado de la justicia ocupa actualmente un sillón como eurodiputado y por ello goza de una inmunidad parlamentaria que le impide ser extraditado a España para ser juzgado. Pero en el caso de que resultara elegido de nuevo diputado en el Parlament y renunciara a su plaza en Europa volvería a ser carne de una nueva euroorden de Llarena y perdería su actual inmunidad. Y evidentemente, este es un lujo al que raramente querrá renunciar Carles Puigdemont, por mucho que, antes o después, la Eurocámara acabará aceptando el suplicatorio que pondrá fin a sus privilegios.
En otro orden de cosas, el vicepresidente Aragonès ha subrayado a la Cadena Ser que ERC seguirá luchando “porque se celebre un referéndum de independencia en Catalunya” pero sin renunciar a la vía de diálogo con el Gobierno abierta con Pedro Sánchez. “ERC es un rompehielos para favorecer el diálogo entre Cataluña y España y a la vez es el cemento de la cohesión social, porque ha conseguido que se pongan de acuerdo mundos ideológicamente tan dispares como la antigua convergencia y los comunes”, ha concluido.