Escaparates sin cristales, pese a ser de gran grosor, terrazas arrasadas, incluso arrancadas las sombrillas ancladas al suelo, pintadas en el interior de tiendas. Son solo algunos de los daños materiales visibles del viernes de la ira separatista. Otra variable intangible pero que daña la economía de estos comercios es la pérdida de ingresos, mientras llegan las mismas facturas de gastos mensuales.
Si bien el lunes, comerciantes y dependientes preferían la ley del silencio para hablar con este miedo. Este martes han comenzado a perder el miedo a dar su opinión sobre estos graves hechos.
"Estuvimos cerrados jueves, viernes y sábado", ha advertido un camarero de uno de los locales que se quedaron literalmente sin terraza, el Asador Aranda. Su valla fue usada como parte de una barricada a la que prendieron fuego la noche del viernes, sin que quedara en pie ninguna de las sombrillas. "Nadie ha resultado herido", ha afirmado a preguntas de El Liberal, "tan solo nos reventaron la terraza", ha admitido este camarero apenado "por los destrozos y la inseguridad en esta bella ciudad". Los violentos "la intentan cambiar, pero no lo van a conseguir", ha enfatizado. En los últimos días la clientela del negocio se ha reducido y se nota en la facturación, según asegura.
Incertidumbre durante toda la semana
"Mucho estrés. No sabíamos nunca qué iba a pasar", afirma una dependienta de una farmacia. "No estamos como la semana pasada", pero aún teme las protestas convocadas. Pese a la previsión de cerrar los días en los que había graves disturbios, el establecimiento ha tenido que cerrar una verja por primera vez en 30 años. "Vemos esto con mucha pena por ver los destrozos cada vez que volvía al trabajo", ha indicado.
"Hemos bajado unas rejas que hacía 30 años que no se bajaban", ha señalado como muestra de la violencia extrema esgrimida por los radicales independentistas. Fuera de la farmacia se han tenido que hacer labores de limpieza para recoger restos de los cristales y eliminar las pintadas.
"Tenemos muchas ganas de que esto se acabe, más por el desorden y el miedo", apunta la mujer, que destaca la "incertidumbre" pese a que las protestas se están rebajando.
El dependiente de una perfumería sin cristales en el escaparate tilda la semana de "caótica". En el negocio solo unos trozos de cartón impiden la entrada sin abrir la puerta. "Cerramos el servicio antes de la hora por las manifestaciones", pero muestra su preocupación cuando regresaban de nuevo a la tienda.
"No solo han sido dos días de manifestación. Llevamos toda la semana arrastrando roturas de tienda y grafitis", ha afirmado. "Es caótico", ha insistido para mostrar su desaliento: "Al principio estábamos asustados, no estamos habituados a este tipo de revolución, de venir a tu trabajo y no saber qué va a pasar". Ahora, una vez pasados los disturbios, aún pesan las consecuencias en su horario de trabajo. "En vez de una jornada normal, estamos haciendo más horas por la limpieza, pérdidas y mermas".
"No hemos tenido destrozos porque cerramos el viernes. A nivel de clientes, hemos perdido entre un 10% y un 20% de facturación", ha afirmado el propietario de un local.
"El coste de los destrozos aún no lo hemos calculado, pero este escaparate cuesta 10.000 euros", señalan desde una tienda de Via Laietana, zona cero de los graves altercados del viernes. "Tienen que venir los peritos para tasar los desperfectos y hablar después con el seguro para conocer quién se hace cargo de los cuantiosos gastos. Se trata de dos espejos muy grandes y hemos tenido que llamar a dos operarios para anclarlos y evitar que se rompieran del todo", añaden.
Desde el mismo establecimiento destacan la caída de la facturación "el viernes y sábado", al tener que cerrar las dos tardes. "Son pérdidas que no se recuperan", explican a El Liberal.