Bajo el título Un poco peor, el escritor francés Michel Houllebecq, autor de la controvertida Sumisión y protagonista de la última portada de Charlie Hebdo antes de que los principales caricaturistas de la revista fueran asesinados por terroristas islamistas, ha querido dar a conocer su opinión, casi siempre certera, sobre cómo será el mundo tras el COVID-19. Y, en contra de todos aquellos que auguran una "nueva normalidad" y un "nuevo orden mundial", el francés tiene claro que "todo seguirá siendo exactamente igual, solo que un poco peor".
"No creo ni por medio segundo en afirmaciones como nada volverá a ser lo mismo", señala Houllebecq en una carta publicada por los principales medios de Francia, "al contrario, todo seguirá siendo exactamente igual. De hecho, el curso de esta epidemia es notablemente normal". Y es que Houellebecq considera el COVID-19 como "un virus banal, de la familia poco prestigiosa de virus gripales, con condiciones de supervivencia poco conocidas, con características difusas, a veces benignas, a veces mortales, ni siquiera transmisibles sexualmente: en resumen, un virus sin cualidades".
Sin embargo, Houellebecq sí cree que la pandemia tendrá consecuencias como "la aceleración de ciertas mutaciones en curso". En este sentido, el autor francés más leído en el mundo alerta sobre el hecho de que las "evoluciones tecnológicas" como el pago sin contacto, el teletrabajo o las compras por internet han tenido como resultado o como "objetivo principal" lo que llama la "reducción de los contactos materiales y, sobre todo, humanos". "La epidemia del coronavirus", añade, "ofrece una magnífica razón para esta fuerte tendencia: una cierta obsolescencia que parece golpear las relaciones humanas".
Muerte discreta
Houellebecq alerta también sobre el cambio que ha provocado la pandemia en la percepción de la muerte. En su opinión, esta "nunca ha sido tan discreta como en estas últimas semanas". Y es que, al igual que hemos visto en España, también en Francia "las personas mueren solas en su hospital o en las habitaciones del geriátrico, son inmediatamente enterradas (¿o cremadas? La cremación coincide más con el espíritu de los tiempos), sin invitar a nadie, en secreto". Y pone el dedo en la llaga al afirmar que los fallecidos del COVID-19 son "muertos sin el más mínimo testimonio". "Las víctimas se reducen a un número más en las estadísticas de muerte diarias y la angustia que se propaga en la población a medida que aumenta el total tiene algo extrañamente abstracto".
El autor francés cuestiona también cómo la pandemia ha normalizado "la decisión de qué vidas merecen intentar salvarse en cuidados intensivos en función de la edad avanzada de los pacientes". Algo que, en su opinión, "resulta revelador de la época".
Concluye Michel Houellebecq que todo lo que está sucediendo estas semanas de confinamiento y virus son "tendencias" que "ya existían" en la sociedad pero que ahora "se han hecho evidentes con nuevas pruebas". Por ello, considera que, una vez concluya esta situación, "no despertaremos, después del confinamiento, en un nuevo mundo; será lo mismo, solo que un poco peor".