Las incineraciones y entierros en Barcelona producto de la pandemia del COVID-19 no podrán superar los 2.500 euros siempre y cuando se trate de servicios básicos, según ha aprobado este lunes el Ayuntamiento dirigido por Ada Colau. El objetivo de esta medida es "garantizar el acceso básico y universal" a los servicios funerarios de la capital catalana. En caso de la que las familias de los fallecidos se encuentren en situación de vulnerabilidad, podrán solicitar bonificaciones o, incluso, la gratuidad del entierro o incineración.
El Consistorio, además, ha aprobado también limitar el número de solicitudes de incineración durante el tiempo "concreto que dure la emergencia sanitaria" debido a la "subida de la demanda" de servicios experimentada durante las últimas semanas. Desde el Ayuntamiento se ha dejado claro que se trata de una "medida excepcional" y que se ofrecerán entierros provisionales para poder hacer frente al alto número de solicitudes. Las familias que se vean afectadas podrán recuperar los restos de sus seres queridos para incinerarlos en un plazo de dos años. Podrán acceder, entonces, a la incineración "sin ningún coste adicional".
Menos personas
Desde el Ayuntamiento se ha informado también de la petición formulada a la Generalitat de restringir aún más el número de personas que pueden acudir a despedir a los fallecidos por coronavirus. El objetivo es "garantizar que no se produce ninguna demora" para, así, permitir agilizar el trabajo de las funerarias barcelonesas. En estos momentos, no obstante, el Consistorio, los servicios funerarios y los hospitales barceloneses funcionan con un protocolo activado hace dos semanas y que, entre otras cuestiones, prevé la realización de 230 servicios diarios por parte de Cementiris de Barcelona "y una ampliación hasta las 1.465 plazas de depósito de los tanatorios de la ciudad".