Maite Costa se ha salido con la suya. La ex presidenta de la Comisión Nacional de la Energía (2005-2011) ha encontrado la fórmula para seguir vinculada al poderoso mundo de la energía y lo hará gracias a la gran colaboración que ha encontrado en Antonio Brufau, presidente de Repsol (controlada por La Caixa), estos últimos meses.
La ex diputada socialista ha impulsado la creación de un lobby energético, según ha podido saber Vozpópuli, desde donde mantener su influencia. El apoyo de la vertiente catalana energética ha sido crucial para conseguir poner en marcha este nuevo vehículo en tiempo récord. En este sentido, Antonio Brufau, presidente de Repsol (controlada por La Caixa), ha jugado un papel muy activo en la búsqueda de fondos económicos entre los primeros espadas de las principales energéticas.
Salvador Gabarró (Gas Natural Fenosa, controlada por Repsol y La Caixa), José Luis López de Silanes (CLH, participada por Repsol) y Antonio Llardén (Enagás) se apuntaron. También han dado su apoyo Borja Prado (Endesa), Baldomero Falcones, de FCC (FCC Energía), compañía con fuertes raíces catalanas, Florentino Pérez (presidente de ACS) e incluso el fondo soberano de Abu Dabi, Ipic (Cepsa). Por razones obvias de tensiones accionariales, ni Ignacio S. Galán (Iberdrola), ni Luis del Rivero (Sacyr) fueron invitados a esta fiesta.
¿Incompatibilidad?
El resurgir de Maite Costa en el mundo energético (dejó la presidencia del regulador el pasado mes de junio) podría abrir un nuevo capítulo de incompatibilidad de altos cargos de la administración. La Ley de Economía Sostenible le impide ejercer cualquier actividad profesional relacionada con el sector regulado energético durante los dos años posteriores a su cese (el pasado mes de junio), ni trabajar en empresas del sector o para empresas del sector.
Pero la catalana deja atrás seis años al frente de una institución regulatoria, cuya independencia política se ha puesto en duda en más de una ocasión, y ahora se dedicará a defender los intereses de las grandes energéticas, las mismas que se han volcado en su reto. La creación de un lobby energético se trata de una vía discutible para algunos expertos (al fin y al cabo trabaja para defender los intereses de las empresas).
El lobby en cuestión, con sede en Barcelona, se llama Fundación para la Sostenibilidad Energética y Ambiental, que fue presentado en sociedad hace unos días, pero omitiendo el papel de la catalana Maite Costa. ¿Quieren evitar el debate abierto de una posible incompatibilidad de otro alto cargo?