El alma mater de ARG es Khalaf Al Habtoor, una de las más poderosas fortunas de Emiratos Árabes, con múltiples conexiones con las fuerzas políticas del país y también con la familia real. No en vano, Al Habtoor es el propietario de uno de los iconos de Dubai, el Burj Al Arab, el hotel más alto del mundo, con una espectacular forma de vela marina.

A través de ARG se adjudicó otra de las obras emblemáticas del país: la nueva terminal delAeropuerto de Dubai. Recientemente, Al Habtoor estrechó lazos con John Holland, compañía australiana filial de Leighton, a su vez subsidiaria de Hochtief (participada en más de un 50% por ACS) para establecer una joint venture imbatible para participar en las numerosas licitaciones relacionadas con el sector ferroviario que estén en marcha en los países de la zona.

A esta alianza se ha unido Dragados, que se apunta así a un más que seguro caballo ganador.

El primer objetivo a la vista será el metro de Doha, cuyos primeros contratos están valorados en unos 500 millones de euros. Pero es sólo la punta del iceberg. En juego está una serie de lotes cuya cuantía supera los 7.000 millones de euros. Y eso sólo en Qatar.

ACS ha puesto a disposición de Al Habtoor la tecnología desarrollada en el ámbito de los túneles por su filial de ingeniería Cobra y su división Dragados Industrial, que ARG incorporará a las ofertas que presente para hacerse con el metro de Doha.

Los expertos aseguran que si Dragados consigue meter la cabeza en la región con un gran contrato (y con embajadores de excepción), lo que vendrá a continuación seré un simple suma y sigue para hacer caja.

En los últimos tiempos, Florentino Pérez ha hecho más de un guiño al entorno de los petrodólares. El último (antes de la alianza de Dragados) ha sido la firma de un contrato de patrocinio para el Real Madrid, el club que preside, con la aerolínea Fly Emirates, plasmado en un acto público de presentación en el mes de agosto que contó con la presencia de la totalidad de la plantilla del primer equipo y del cuerpo técnico.

Y posteriormente reflejado en el espectacular arco de color rojo (el corporativo de la aerolínea) bajo el que desfilaron en el césped del Santiago Bernabéu los futbolistas del equipo blanco y del Getafe, protagonistas del primer partido de Liga de la temporada en feudo merengue.