España

Javier Moro: “No sé si viajo para escribir o escribo para viajar”

No la ha tenido fácil Javier Moro con los libros que escribe. El Premio Planeta 2011  ha seguido de cerca la historia de figuras como Chico Mendes, el activista medioambiental asesinado en Brasil, cuya vida plasmó en el libro Senderos de libertad (1992).

No la ha tenido fácil Javier Moro con los libros que escribe. El Premio Planeta 2011  ha seguido de cerca la historia de figuras como Chico Mendes, el activista medioambiental asesinado en Brasil, cuya vida plasmó en el libro Senderos de libertad (1992).

Ha escrito sobre personajes como Dalai Lama, se ha adentrado en el duro proceso político del Tíbet y también en una larga investigación sobre la tragedia de Bhopal, en 1984, que escribió junto a Dominique Lapierre en Era medianoche en Bhopal (2001). Le ha costado lo suyo a este madrileño de 56 años escribir lo que ha escrito.

Con El Sari rojo, que cuenta la historia de la familia Gandhi, Moro se ganó desde intimidaciones hasta quemas públicas de sus retratos en la India. "Sonia Gandhi me amenazó en su momento. Por eso, entre otras cosas, creo que me he hartado un poco de escribir sobre gente viva ", dice  al hablar del personaje principal de El Imperio eres tú, novela ganadora de la 60 Edición del Planeta.

En esta ocasión, El escritor Javier Moro gira la cabeza hacia el siglo XIX latinoamericano para narrar la vida de Pedro I, emperador de Brasil. Con tan sólo 23 años, este príncipe regente, hijo de Juan VI de Portugal, logró la independencia y la unidad de Brasil. Amante desaforado, padre de 120 hijos y pendenciero libertario. Ingredientes de sobre para un bestseller.

Pedro I es un personaje con algo de "Don Juan y quijotesco", como se refiere a él, vía telefónica, desde Barcelona, Javier Moro, quien en esta entrevista habla de su interés por la historia, de su naturaleza nómada –hijo de padre brasileño y madre francesa- y, por supuesto, de la novela que le ha hecho ganador de uno de los premios literarios mejor dotados del España.

-Pedro I de Brasil, un personaje muy al hilo del bicentenario de las Independencias, también, a su manera el típico autócrata civilizador del siglo XIX latinoamericano. ¿Por qué él?
-Me interesó el momento histórico y, por supuesto, el personaje también. Pedro I es un gran desconocido. En lo que había leído de él no acaba de ver el personaje de carne y hueso. Era un reto el poder describir la psiquis tan compleja y tan masculina de este hombre, que es mezcla de Don Juan y Don Quijote, un hombre que amó muchas mujeres, que luchó contra todos y contra todo, que consiguió las posiciones más venerables de la época en Brasil y Portugal y que al final de su vida puso todo para defender lo que él creía que eran los ideales de libertad.
-¿Un déspota, un imitador de Napoleón, una réplica de Maximiliano, un aventurero, un héroe al uso? ¿Quién este hombre?
-Él defendió los ideales de libertad. Ahí se convirtió en un héroe. Era un personaje con un final fantástico, un personaje que padece del mayor pesimismo y que,  a pesar de ser pendenciero, de tratar mal a sus mujeres, a pesar de todo, me pareció que sus cualidades eran importantes. No me hubiera interesado por él si no hubiese marcado con su huella la historia de dos continentes.
- Usted ya tenía una marcada vocación investigadora en sus obras. Sin embargo, ¿trabajar con Dominiquie Lapierre le ha influenciado de alguna forma?
-Y soy historiador y antropólogo y trabajar con Dominique me ha sido útil al momento de lidiar con documentación, que hay que saber clasificar, ordenar, digerir. Con él aprendí mucho, pero a la hora de escoger los temas soy muy distinto. A la hora de escribir, también.
-¿Prefiere los personajes a los grandes tapices históricos?
-Digamos que me interesa la parte psicológica de los personajes, la parte literaria. En El imperio eres tú me interesaba contar la psique masculina de un personaje complejo e interesante y que me saliera igual de bien que la psique femenina en Pasión india o en El Sari rojo. Para mí era un reto contar a un hombre esta vez, un hombre rodeado de mujeres estupendas.
-Posee usted libros de crónicas de viaje, novelas reportajeadas ¿Hay un énfasis periodístico en su obra?
-Hay investigación periodística, no es literatura interior, ni es la deconstrucción de un mundo, pero creo que la novela es una género líquido y abierto a todo. Es el reflejo de la vida misma. Intentar reducirla es empobrecerla.
-Su madre es francesa. Su padre de Brasil. Desde pequeño ha viajado y vivido en los lugares más disímiles, desde el Amazonia hasta la India. Está usted en permanente tránsito
-Yo soy un viajero y me gusta mucho viajar y a veces no sé si viajo para escribir o escribo para viajar. Me gusta investigar, meterme en las sociedades lejanas, verlo por dentro. Esa es la parte más divertida, la parte más dura es sentarse a escribirlo luego.
 

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