El órgano de representación del banco dará luz verde a la nacionalización de Dexia después de que la Comisión Europea (CE) autorizara ayer la operación de forma temporal.
Los Gobiernos de Bélgica, Francia y Luxemburgo acordaron el pasado día 9 dividir Dexia en tres y crear un "banco malo" para aislar los activos tóxicos que originaron las dudas sobre su situación.
Además de nacionalizar la rama belga de la entidad, Bélgica dará una garantía de 54.000 millones de euros para la entidad residual que concentrará los activos problemáticos, a la que Francia respaldará con 32.850 millones y Luxemburgo con 3.150 millones.
El Ejecutivo comunitario autorizó ayer de forma temporal la nacionalización de la parte belga del banco Dexia, al considerar que la medida es "necesaria" para preservar la estabilidad financiera.
La Comisión, sin embargo, señaló que por ahora no está en posición de dictaminar si la compra de la entidad por el Estado belga cumple con las normas europeas.
Por ello, Bruselas abrió una investigación en profundidad, que deberá determinar si el precio pagado por las autoridades belgas, 4.000 millones de euros, supone una ayuda estatal y si, en ese caso, es aceptable bajo las normas de la UE.
Además, la Comisión da seis meses a Bélgica para presentar un plan de reestructuración del banco, en el que se deberá "garantizar la vuelta a la viabilidad a largo plazo de las entidades que continúen su actividad de negocio", según indicó en un comunicado.