España

Mariano Rajoy rechazó una invitación a viajar a Marruecos antes del 20-N

Mariano Rajoy y su equipo de colaboradores más directo llevan tiempo cuidando con mimo los contactos con el Reino de Marruecos y su Gobierno, hasta el punto de que a día de hoy las relaciones entre nuestro vecino del sur y el Partido Popular (PP) son, más que fluidas, cordiales. El candidato popular a la presidencia del Gobierno, sin embargo, ha declinado amablemente una invitación del Rey Mohamed VI para visitar Marruecos antes del próximo 20 de noviembre, fecha de las elecciones generales en España.

Mariano Rajoy y su equipo de colaboradores más directo llevan tiempo cuidando con mimo los contactos con el Reino de Marruecos y su Gobierno, hasta el punto de que a día de hoy las relaciones entre nuestro vecino del sur y el Partido Popular (PP) son, más que fluidas, cordiales. El candidato popular a la presidencia del Gobierno, sin embargo, ha declinado amablemente una invitación del Rey Mohamed VI para visitar Marruecos antes del próximo 20 de noviembre, fecha de las elecciones generales en España.

Lejos ya los tiempos de profundo recelo mutuo que caracterizaron la convivencia entre Rabat y los Gobiernos de José María Aznar. El buen estado de las relaciones mutuas se escenificó en Málaga el fin de semana del 7 y 8 de octubre, con motivo de la llamada “convención programática” del PP. A ella asistió el embajador de Marruecos en España, Ahmed Ould Souilem, un antiguo dirigente del Frente Polisario que en abril de 2010 fue nombrado embajador en Madrid en sustitución de Omar Azziman, y, más importante aún, Nizar Baraka, ministro de la Presidencia y Asuntos Generales del Gobierno marroquí, quien, como invitado especial, era portador de un mensaje personal del Mohamed VI para el líder del PP.

Pero Rajoy ha querido evitar el error cometido en su día por Rodríguez Zapatero, que el 19 de diciembre de 2001, siendo secretario general del PSOE, viajó a Marruecos después de que el gobierno alauí expulsara al embajador español en Rabat, en un gesto duramente criticado por el Gobierno Aznar, que le acusó de deslealtad. Aunque Zapatero argumentó que el viaje tenía por objeto reducir la tensión entre ambos países, siete meses después Marruecos invadió el islote de Perejil.

En la calle Génova no hay el menor deseo de repetir algunos de los errores de Aznar en materia de política exterior. Muy al contrario, el entorno más cercano al candidato se viene esforzando en trasladar a Rabat un mensaje de colaboración que, al menos sobre el papel, parece ser correspondido por la otra parte. “Si el Partido Popular llega a la Moncloa, nuestra posición ante Marruecos será de la contribuir eficazmente a asentar en el trono a Mohamed VI mediante un programa de reformas democráticas, conscientes de que es mucho más importante lo que nos une –el temor, muy presente, a un islamismo radical en el Magreb, por ejemplo- que lo que nos separa”, asegura una fuente cercana al líder popular.

Rota y el escudo antimisiles
En el PP están convencidos de que el reciente anuncio de la instalación del componente naval del escudo antimisiles de la OTAN en la base de Rota, Cádiz, supone, por otra parte, un salto cualitativo de excepcional importancia en las relaciones geoestratégicas entre los países del sur de Europa y los del Magreb, es decir, entre España y Marruecos. “Este anuncio acaba de un plumazo con las veleidades de algunos”, asegura la fuente, en clara referencia a Mohamed VI, “y abre la puerta a una nueva etapa de relaciones francas entre ambos países”. USA ha anunciado el despliegue en Rota de cuatro destructores, 1.100 militares y un centenar de civiles.

Caben pocas dudas, en este nuevo escenario de relaciones entre la corte marroquí y la derecha española, de que Mariano Rajoy, en caso de llegar a la Moncloa, realizará su primer viaje oficial como presidente del Gobierno de España a Marruecos, como ha sido norma con todos los presidentes del Gobierno que en la democracia han sido, un viaje que viene a subrayar la importancia que se atribuye a las relaciones entre ambos países.

Así ocurrió también con Zapatero, quien, en abril de 2004, recién nombrado presidente tras su sorprendente victoria del 14 de marzo de ese año, voló a Rabat para entrevistarse con el Rey y con su primer ministro, Driss Jettu. ¿La agenda? Siempre la misma: acuerdos para intensificar la cooperación económica, y la lucha contra el terrorismo y la inmigración ilegal.

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