La sindicatura de voto en el consejo entre Sacyr y Pemex sigue viva, al menos a día de hoy. A pesar de que tras la dimisión de Luis del Rivero todo el mundo la ha dado por muerta, ya que la operación parecía inicialmente tener su propia firma, en Pemex se remiten al Hecho Relevante colgado en la CNMV en 29 de agosto y a que el consejo de la constructora dio el visto bueno de manera unánime a la misma. Dicho de otra manera: si Sacyr quisiera romperla de manera unilateral, le costaría más de 1.000 millones de euros, algo implanteable.
En el extenso comunicado, el punto 9.2 se establece que “Si un accionista incurre en un supuesto de incumplimiento (…) el otro accionista (…) podrá, a su elección, instar el cumplimiento específico de la obligación incumplida o terminar el presente acuerdo y en ambos casos, exigir los daños y perjuicios, costes, reclamaciones, pérdidas o gastos que sufra o en los que incurran a consecuencia del incumplimiento”.
Fuentes cercanas a la empresa cuyo director general es Juan José Suárez Coppel, aclaran que, al hablar de costes derivados de este pacto, está incluido, por supuesto, el incremento accionarial en Repsol exigido en el acuerdo de sindicación, comunicado también mediante Hecho Relevante el 2 de septiembre, que decía “En cumplimiento de lo previsto en la Cláusula 2 del Acuerdo de Accionistas celebrado con Sacyr Vallehermoso, S.A. el pasado día 29 de agosto, PEMEX ha adquirido, a través de su filial P.M.I. Holdings, B.V., un total de 56.377.090 acciones de Repsol YPF, S.A., representativas de un 4,62% del capital”.
Esa participación costó a precios de mercado más de 1.200 millones de euros, sin hablar de otros costes como despachos de abogados y demás asesorías. En la petrolera mexicana recalcan que se remiten a ese contrato, ya que el cese de Del Rivero no representa ninguna de las cláusulas válidas para la ruptura de la sindicación, como el cambio accionarial o el concurso de acreedores de la otra parte, por ejemplo.
De hecho, no es descabellado pensar que en Pemex contemplan con más agrado la situación actual. La sindicación suponía una presión añadida para la actual gerencia de Repsol, a tenor del agresivo perfil de Del Rivero, que siempre ha anhelado el puesto de Brufau. Este no es el caso de la pública mexicana, por muchos motivos, que sigue diciendo que lo que quiere es poner más en valor la petrolera y que se contrate un consejero delegado independiente.
Habrá que ver el devenir de los acontecimientos los próximos días. Tal vez haya una negociación a dos partes que cambie el escenario, ya que la constructora desea reducir peso en Repsol y afronta una complicada refinanciación a finales de año. Pero deberá ser pactada y seguramente no será sencilla. Tanto Sacyr como Pemex descartan que se esté produciendo ahora mismo.